Crítica:CINE

El placer de la mirada

El saludado resurgimiento del cine británico en los últimos tiempos ha conseguido que sus virtudes se conviertan en defectos. O al menos así lo parece cuando presenciamos un filme de tal nacionalidad que ofrece unas interpretaciones sobresalientes y unas recreaciones, ambientaciones y fotografía espléndidas, a cuyo pesar el filme no progresa, convence o motiva.Un mes en el campo contiene en grado máximo las consabidas y supuestas cualidades de las películas británicas, pero además el excelente pulso fílmico de Pat O'Connor realiza una verdadera lección de cine. Definiendo a los personaj...

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El saludado resurgimiento del cine británico en los últimos tiempos ha conseguido que sus virtudes se conviertan en defectos. O al menos así lo parece cuando presenciamos un filme de tal nacionalidad que ofrece unas interpretaciones sobresalientes y unas recreaciones, ambientaciones y fotografía espléndidas, a cuyo pesar el filme no progresa, convence o motiva.Un mes en el campo contiene en grado máximo las consabidas y supuestas cualidades de las películas británicas, pero además el excelente pulso fílmico de Pat O'Connor realiza una verdadera lección de cine. Definiendo a los personajes con sabias pinceladas. Yendo desde lo particular a lo general. Uniendo lo íntimo y emotivo a lo universal. Potenciado la mirada y el gesto. Utilizando el silencio y la elipsis.

Un mes en el campo

Dirección: Pat O'Connor. Guión: Simon Gray. Fotografía: Kenneth MacMillan. Música: Howard Blake. Productor: Kenith Trodd. Reino Unido, 1987. Intérpretes: Colin Firth, Kenneth Branagh, Natasha Richardson, Patrick Malahide, Tony Haygarth, Jim Carter, Richard Vernon, Vicky Arundale, Martin O'Neil. Salas de estreno en Madrid: Gayarre, Infantas (V. O.).

Mostrando una anécdota argumental donde podría pensarse que nada ocurre y sin embargo transcurren todas las inquietudes que suceden en una vida donde la existencia, la muerte, el amor y la guerra comparten el protagonismo con la historia, la religión y la propia sociedad. Tal acumulación de inquietudes podría confundir a pensar en una realización farragosa. Nada más lejos de la realidad. Ligera y con poco diálogo, la mirada supera al verbo. Los protagonistas de Un mes en el campo realizan una investigación histórica paralela -casi una encuesta-. Uno descubrirá el fresco de una iglesia sajona mientras el otro excavará buscando una tumba. Entre el cielo y el infierno, los protagonistas -ambos excombatientes de la I Guerra Mundial, con pesadillas fruto del pasado y obsesiones de su presente sentimental- sanarán sus heridas a través de su trabajo, cuyos resultados darán respuesta al descubrimiento del fresco y servirán de apoyo a sus reflexiones.

Un mes en el campo, filme placentero y disfrutable en su visión, aúna a los consabidos aciertos formales del cine británico una espiritualidad, sensualidad y emotividad que hacen esperar lo mejor del inteligente y sensible pulso fílmico de Pat O'Connor.

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