SEGUNDO DÍA DE CRISIS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES

Madrid suspende la contratación a crédito y mantiene el límite de bajada al 10%

RAFAEL VIDAL La situación que atraviesan los mercados de valores en todo el mundo ha obligado a las bolsas españolas a soportar un volumen de ventas que resulta casi imposible absorber. La Bolsa de Madrid, que perdió ayer 17,35 puntos (-5,73%), la mayor caída de su historia, se vio obligada a poner en marcha toda su capacidad de autodefensa, que, junto al mantenimiento de los mecanismos habituales de cotización -un 10% como máximo en las diferencias-, llevó a la junta sindical a suspender temporalmente todo tipo de operaciones a crédito, tanto de compra como de venta, como medida de precaució...

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RAFAEL VIDAL La situación que atraviesan los mercados de valores en todo el mundo ha obligado a las bolsas españolas a soportar un volumen de ventas que resulta casi imposible absorber. La Bolsa de Madrid, que perdió ayer 17,35 puntos (-5,73%), la mayor caída de su historia, se vio obligada a poner en marcha toda su capacidad de autodefensa, que, junto al mantenimiento de los mecanismos habituales de cotización -un 10% como máximo en las diferencias-, llevó a la junta sindical a suspender temporalmente todo tipo de operaciones a crédito, tanto de compra como de venta, como medida de precaución ante la importante baja que en ese momento se preveía en el mercado.

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Las operaciones a crédito permiten comprar o vender acciones con un desembolso -una señal- que cubre tan sólo una parte de la operación. Se compra cuando se piensa que esos títulos van a subir y se vende cuando se espera una baja. El beneficio del inversor viene d ido por la diferencia de precio entre el momento de la compra y posterior venta de los títulos o, en el caso contrario, de la venta y la posterior recompra a un precio inferior. La ventaja de este sistema para el inversor es que le permite jugar con un volumen muy superior a sus posibilidades reales. Esto le convierte en un elemento muy especulativo, pero también marca Ias perspectivas del mercado.El saldo total de las operaciones a crédito vivas, o pendientes de cancelar, era el pasado viernes de 15,53 millones de acciones a la compra y de 1,07 millones a la venta. Esto significa que hay 15,53 millones de acciones produciendo pérdidas a aquellos inversores que han elegido esta forma de operar. Los motivos de la junta sindical para suspender las operaciones a crédito son claros, pues con esta medida impide que al volumen normal de papel se le añada el potencial especulador de los que quieren sacar algún beneficio de esta caída.

En el parqué, sin embargo, se comparaba esta situación con aquella en la que las alzas obligaron a ampliar el límite de oscilación de las cotizaciones hasta el 10% para no estrangular el mercado, pero no se pensó en evitar la especulación en operaciones de compra a crédito, salvo en unos cuantos casos aislados. El límite del 10% para las variaciones en los cambios, mantenido como mecanismo moderador, tiene como función evitar la especulación y proteger así los intereses de los accionistas.

Los bancos, mejor

Este mecanismo no es general, pues no afecta a los valores bancarios, que ayer se beneficiaron de él y registraron cesiones en sus precios en torno al 5%, el límite anterior. Los valores bancarios sumaban más de cinco millones de títulos a la venta, de los que casi cuatro les correspondían a los ocho grandes valores del grupo.

La ventaja de mantener este límite para las cotizaciones está en la posibilidad de que se produzca una recuperación rápida del mercado, lo que evitaría ventas a precios muy bajos en los momentos críticos. En caso de que no se dé esa recuperación, el límite no hace sino retardar el proceso vendedor algunos días más.

El mercado, dividido entre los partidiarios de dejar los precios libres y aquellos que aplaudieron la actuación de la junta, vio con satisfacción el desarrollo de una sesión en la que la sangre no podía llegar al río. La preocupación no está, evidentemente, entre los asistentes habituales a las sesiones de bolsa, sino entre los pequeños ahorradores que entraron en la bolsa atraídos por el señuelo de un dinero fácil y que ahora se ven imposibilitados para materializar sus títulos. Una vez más llegarán tarde, aunque les queda el consuelo de que algunas normas se han aplicado con la excusa de que no pierdan más dinero todavía.

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