FERIA DE ZARAGOZA

El toro adulterado

ENVIADO ESPECIALSe hace difícil creer que los toros lidiados ayer en Zaragoza estuvieran íntegros. Al comportamiento normal, tras su salida por toriles, devenían menguadas fuerzas que a la tercera carrera les abocaba a paradas asfixiantes. Sin embargo, para el público de esta plaza da igual que el toro salga íntegro o adulterado. Todo debe ser divertimento y alegría aunque tenga que sacrificarse la integridad del animal en beneficio de cuatro taurinos que también en Zaragoza gozan de total impunidad.

Cualquier parecido entre una verdadera corrida de toros y la verbena de ayer en ...

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ENVIADO ESPECIALSe hace difícil creer que los toros lidiados ayer en Zaragoza estuvieran íntegros. Al comportamiento normal, tras su salida por toriles, devenían menguadas fuerzas que a la tercera carrera les abocaba a paradas asfixiantes. Sin embargo, para el público de esta plaza da igual que el toro salga íntegro o adulterado. Todo debe ser divertimento y alegría aunque tenga que sacrificarse la integridad del animal en beneficio de cuatro taurinos que también en Zaragoza gozan de total impunidad.

Cualquier parecido entre una verdadera corrida de toros y la verbena de ayer en el coso maño, sería inimaginable. El inexistente tercio de varas, los invisibles quites, la nulidad de las banderillas y por último la faena de muleta podían ser los matices taurinos que campean por Zaragoza, que ayer vio a Espartaco, ante dos inválidos, como al ídolo indiscutible.

Ruchena / Aranda, Espartaco, Joselito

Toros del marqués de Ruchena, correctos de tipo y derrengados. Raúl Aranda: palmas; oreja. Espartaco: división; oreja. Joselito: oreja; dos avisos y palmas. Plaza de Zaragoza, 11 de octubre. Cuarta corrida de feria.

Ojitos para el torero tenía el respetable y la figura del momento venga a deleitarles: unas veces trasteando por la cara al parado primero y otras con el derrengado quinto instrumentando el derechazo-ayudado-de pecho, toro al suelo y el "mecachis" qué pena, gesticulaba el diestro.

A Joselito le tocaron dos inválidos también y si con el primero no escuchó los selectos acordes de la banda de música, fue el respetable quien le tarareó el Marcial, eres el más grande. Complacido, el diestro tiraba derechazos por aquí y por allá; pocos tomaba el toro, pues no se tenía en pie. Con el sexto tan sólo le dijeron adiós y bastante hicieron, pues no se puede estar más vulgar.

Torea poco Raúl Aranda, por eso toreando a su primero se pasó de tiempo y ofreciendo naturales y pases de pecho, escuchó un aviso. Con el derrengado cuarto cumplió.

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