Un toro tomó tres varas
El toro se llamaba Lirio y le dieron la vuelta al ruedo entre ovaciones. Fue tres veces al caballo, le pegaron en varas, estuvo a punto de derribar en dos ocasiones, fue bueno en banderillas y llegó a la muleta con nobleza y bravura, sin caerse y pidiendo un torero. Sánchez Puerto no justificó para nada su inclusión en esta feria, sustituyendo a Cepeda.Ha sido alentador encontrar un par de toros en la corrida de El Puerto, el cuarto, Pomposo, y el último. Para el cuarto también se pidió la vuelta, pero lo cierto es que el presidente acertó denegándola. La corrida, bien presentada, ha sido blan...
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El toro se llamaba Lirio y le dieron la vuelta al ruedo entre ovaciones. Fue tres veces al caballo, le pegaron en varas, estuvo a punto de derribar en dos ocasiones, fue bueno en banderillas y llegó a la muleta con nobleza y bravura, sin caerse y pidiendo un torero. Sánchez Puerto no justificó para nada su inclusión en esta feria, sustituyendo a Cepeda.Ha sido alentador encontrar un par de toros en la corrida de El Puerto, el cuarto, Pomposo, y el último. Para el cuarto también se pidió la vuelta, pero lo cierto es que el presidente acertó denegándola. La corrida, bien presentada, ha sido blanda, ha medio cumplido en varas y se ha dejado torear en la muleta.
Dámaso González, sustituto de Robles, estuvo pulcro y relativamente breve en su primero: pinchazo, bajonazo y descabello. Sánchez Puerto no hizo frente a la oportunidad de entrar de esta feria o, si lo hizo, le salió mal, o es que no le puede salir de otra forma. Voluntad, enganchones e insipidez. Se puso pesadísimo en el sexto, en una faena anodina ante un toro que estaba pidiendo a gritos otra cosa. Mató a su primero de pinchazo y estocada desprendida y al sexto de estocada corta.
Puerto/González, Domínguez, Sánchez Puerto
Toros de Puerto de San Lorenzo. Dámaso González: ovación; oreja. Roberto Domínguez: oreja en los dos. Sánchez Puerto: silencio; pitos. Plaza de Salamanca, 13 de septiembre. Segunda corrida de feria.
Roberto Domínguez, superviviente de un cartel remendado, gustó y dejó que la gente paladease su empaque, sus buenas maneras y su estética; breve y torero en su primero (espadazo bajo), y un tanto desigual en el segundo, en el que, al lado de momentos suavísimos y de torería apabullante, tuvo otros destemplados, sin acoplamiento. Hubo unos muletazos por bajo de un sabor exquisito. Espadazo desprendido. Si sigue habiendo sustituciones en Salamanca se debe contar con el de Valladolid.