Nostalgia y reproches a la "derecha traidora"

Alrededor de 500 personas rindieron homenaje al general Franco en El Ferrol

ENVIADA ESPECIAL Arrullados por la cálida voz de la malograda vedette de la extinta Fuerza Nueva Carmen Apolo, que entonaba en un radiocasete la canción de Los últimos de Filipinas -"yo te diré por qué mi canción te llama sin cesar"-, las damas y caballeros, no más de 500 en total filialmente, que asistieron al I homenaje al Generalísimo Franco en El Ferrol (La Coruña) abandonaron el parque de la ciudad apretando contra su corazón una botella de vino navarro con etiqueta conmemorativa que reproducía la bandera española.

Se ponía así punto casi final -puesto que el homenaje acabar...

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ENVIADA ESPECIAL Arrullados por la cálida voz de la malograda vedette de la extinta Fuerza Nueva Carmen Apolo, que entonaba en un radiocasete la canción de Los últimos de Filipinas -"yo te diré por qué mi canción te llama sin cesar"-, las damas y caballeros, no más de 500 en total filialmente, que asistieron al I homenaje al Generalísimo Franco en El Ferrol (La Coruña) abandonaron el parque de la ciudad apretando contra su corazón una botella de vino navarro con etiqueta conmemorativa que reproducía la bandera española.

Se ponía así punto casi final -puesto que el homenaje acabaría por la noche, con fuegos artificiales en la plaza de España- a una serie de actos que, durante el día, habían tenido a los franquistas con el corazón en llamas.Ningún incidente digno de mención se produjo durante la jornada, sin duda porque los nacionalistas gallegos se encontraban a esas horas en Santiago celebrando el Día de la Patria Gallega.

Todo empezó a las once de la mañana, cuando medio millar de incondicionales del antiguo jefe del Estado empezaron a ofrecer flores, lanzar vítores, derramar lágrimas y entonar cánticos en torno a la estatua ecuestre de Francisco Franco. Cuando llegó la marquesa de Villaverde, con su esposo el cirujano, los pocos -la organización pensaba reunir alrededor de 3.000- pero fieles correligionarios la rodearon y empezaron a gritar: "¡Franco , Franco, Franco!". Ella vestía de rosa.

Cuando alguien se quejó ante la marquesa de las veleidades del tiempo, doña Carmen Franco Polo de Martínez Bordiú comentó, solidaria: "Hace un clima típicamente gallego". Cuando otro alguien le preguntó si no tenía miedo a que estallara una nueva bomba en el monumento, replicó: "Eso está en manos de Dios".

Airosos pasodobles

Luego, la comitiva, encabezada por la banda Taragoña, que entonaba airosos pasodobles, se dirigió a la calle María, número 136, en donde Francisco Franco vio la luz, a descubrir una placa conmemorativa. Berlanga no lo hubiera hecho mejor.Al llegar a la casa, desde el balcón los marqueses saludaron a sus admiradores y, a continuación, tomó la palabra Juan Arias Andreu y Martínez, que fue fundador de las JONS, invidente y a todas luces traspuesto. Inició su discurso así, mientras Manuel Lago Lata, de la organización pro-homenaje, le sostenía el micro: "¡Mi general!, ¡único!, ¡invicto!, ¡victorioso!, ¡la espada más limpia de Europa, de España, del mundo! ¡Irreversible, inolvidable, único, único, único, insobornable, el único que venció a Rusia!".

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Durante 10 minutos más, el señor Arias Andreu y Martínez, que llevaba del orden de 40 condecoraciones sobre su camisa azul, siguió deshaciéndose en elogios en torno a la figura de Francisco Franco.

A continuación se celebró una misa en la iglesia del Pilar, en donde pronunció la homilía el sacerdote Ángel Garralde, ágil pluma de El Alcázar, quien se libró a un arrebato lírico sobre el catolicismo del antiguo jefe del Estado, arrancando desde su muerte, en un flash-back de 20 minutos, hasta su nacimiento en El Ferrol del Caudillo.

El broche de oro lo puso la comida campestre que se celebró en El Parque, generosamente servida y generosamente regada por los discursos de numerosos personajes secundarios de la historia del franquismo.

Representación chilena

Lamentablemente, los pavos reales que constituyen el orgullo de esta fronda tapaban a veces el convincente verbo de invitados como el agregado cultural de Chile, que con la emoción que le da el no poder hablar demasiado en público se refirió a "aquellos tiempos en que los chilenos pasábamos hambre bajo la Unidad Popular y pensábamos en la España de Franco, tan feliz".A lo largo de la jornada de ayer, pese a los frenéticos intentos de Manuel Lago Lata, organizador, los brazos en alto se dispararon, se cantó el Cara al sol en varias ocasiones, la banda tocó el himno nacional durante la comunión y se pronunciaron los siguientes gritos: "iTejero, Milans, honor y libertad!", "nuestra policía con Franco no moría" y "se va a acabar, se va a acabar la monarquía liberal".

Pese a los esfuerzos de la junta pro-homenaje, que llegó a mezclar la bandera constitucional con la franquista, los actos se politizaron, aunque más que a la democracia se atacó a la llamada "derecha traidora".

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