Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La Orquesta Nacional, frente al futuro

Concierto 3.000Orquesta Nacional de España.

Director: Jesús López Cobos. Obras de Pérez Casas, Mozart y Bruckner.

Teatro Real. Madrid, 12 de mayo.

El 25 de julio de 1940 dio la Orquesta Nacional de España (ONE) su primer concierto en el teatro María Guerrero; celebra ahora sus 3.000 actuaciones con un programa ofrecido el martes en el teatro Real, que repetirá el día 16 en el recién inaugurado auditorio de Valencia y el 17 en el Palau de la Música de Barcelona. El director titular, Jesús López Cobos -quinto en la historia de la agrupación-, hizo buenas versiones del pr...

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Concierto 3.000Orquesta Nacional de España.

Director: Jesús López Cobos. Obras de Pérez Casas, Mozart y Bruckner.

Teatro Real. Madrid, 12 de mayo.

El 25 de julio de 1940 dio la Orquesta Nacional de España (ONE) su primer concierto en el teatro María Guerrero; celebra ahora sus 3.000 actuaciones con un programa ofrecido el martes en el teatro Real, que repetirá el día 16 en el recién inaugurado auditorio de Valencia y el 17 en el Palau de la Música de Barcelona. El director titular, Jesús López Cobos -quinto en la historia de la agrupación-, hizo buenas versiones del primer tiempo de la suite de Pérez Casas, A mi tierra (1905), y de la Sinfonía Júpiter, de Mozart, y una excelente de la Séptima sinfonía de Anton Bruckner.

Asistió a la primera parte la Reina de España, presidenta de honor de la ONE, y entre el público, especialmente invitados, pudimos descubrir a queridos profesores jubilados de la ONE (Victoriano Martín, Antonio Arias, Luis Alonso, historiador de la Nacional), mientras la memoria se llenaba con las vivencias de los ya desaparecidos: Palau, Vivó, Inocente López, Ignacio Tomé, Parras, Serrano, Luisa Pequeño y tantos otros protagonistas del sinfonismo madrileño.

Con ellos, los maestros Pérez Casas y su sucesor, Ataúlfo Argentina, y otros más jóvenes que continúan hoy en plena y brillante actividad y que ocuparon el podio principal de manera estable: Rafael Frühbeck de Burgos y Antonio Ros Marbá, puntualmente recordados por Antonio Fernández Cid en el folleto editado para la ocasión.

El futuro

López Cobos, que ha renovado su contrato como titular de la Nacional, dirigió una versión sólida, expresiva y trascendente de la Sinfonía número 7 en mi mayor de Anton Bruckner, de tan amplia y definitiva belleza, a la que el maestro zamorano sabe arrancar sus últimas intencionalidades en una exposición clara, muy bien planteada y resuelta, en cuya línea parece advertirse una voluntad de conexión con sus antecedentes históricos.

El siempre dificil Mozart, en uno de sus ejemplos de alta madurez, como es la Júpiter, completó el enfoque universalista de nuestra agrupación, en tanto la presencia de la feliz suite de Pérez Casas suponía un homenaje a tan alto e inolvidable magisterio de nuestra vida sinfónica: casi medio siglo de actividad al frente de la Banda del Real Cuerpo de Alabarderos, la Orquesta Filarmánica, la primera versión de la Nacional (1938) y, pasada la contienda civil, la que ha hecho de la ONE instrumento permanente y definitivo de nuestro sinfonismo.

El público hizo objeto de un cálido homenaje a su orquesta y a su director, a la vez autoridad máxima en la Ópera Alemana de Berlín (R. F. A.) y la Orquesta de Cincinnati y principal invitado de la Sinfónica londinense.

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