Cuesta abajo

Para muchos, este tipo de danza que practica Karmen Larumbe y su conjunto ha quedado viejo. Las corrientes actuales hacen énfasis en otra zona del todo corporal que es el baile, añadiendo, o mejor, dando prioridad a la teatralidad. Y hay otro aspecto, fundamental: la calidad final del producto fuera del estilo.Para obtener un resultado óptimo, debe contarse con materia útil; en este caso, bailarines aptos, capaces hasta el final.

Los movimientos que no se cierran (a veces expresamente) y los pies que no afrontan una colocación correcta van desdibujando una posible armonía que en la prim...

Para muchos, este tipo de danza que practica Karmen Larumbe y su conjunto ha quedado viejo. Las corrientes actuales hacen énfasis en otra zona del todo corporal que es el baile, añadiendo, o mejor, dando prioridad a la teatralidad. Y hay otro aspecto, fundamental: la calidad final del producto fuera del estilo.Para obtener un resultado óptimo, debe contarse con materia útil; en este caso, bailarines aptos, capaces hasta el final.

Los movimientos que no se cierran (a veces expresamente) y los pies que no afrontan una colocación correcta van desdibujando una posible armonía que en la primera coreografia no aparece ni se consigue a pesar de la gestión que brindan las sonatas del padre Soler. Karmen Larumbe propone un seguimiento poético y no estrictamente melódico, de aire duncaniano. La técnica es irregular y el tono demasiado igual para la extensión de la pieza.

Nuevo tango tiene algún que otro número interesante, y Juan de Torres demuestra sus aptitudes. La escenografía, a pesar de ser fácil, arropa adecuadarnente al tango, pero el ballet en sí carece tambien de unidad.