Como una fiesta con tenso silencio

Parecía domingo, pero estaba claro que no era un día festivo. Asturias no está ahora para celebraciones. El cierre casi generalizado de comercios y de centros de enseñanza, la ausencia de transporte urbano e interurbano, la sensación de soledad, convirtieron ayer a las ciudades asturianas en una isla. Aparte de la controversia sobre Ias cifras de seguimiento de la movilización, lo que se palpó en la calle es que prácticamente todo estaba paralizado, con excepción de algunos grandes almacenes, que registran mucho menos público que habitualmente.En Oviedo había un silencio tenso a media mañana. ...

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Parecía domingo, pero estaba claro que no era un día festivo. Asturias no está ahora para celebraciones. El cierre casi generalizado de comercios y de centros de enseñanza, la ausencia de transporte urbano e interurbano, la sensación de soledad, convirtieron ayer a las ciudades asturianas en una isla. Aparte de la controversia sobre Ias cifras de seguimiento de la movilización, lo que se palpó en la calle es que prácticamente todo estaba paralizado, con excepción de algunos grandes almacenes, que registran mucho menos público que habitualmente.En Oviedo había un silencio tenso a media mañana. Las calles aparecían semidesiertas y el tráfico estaba muy por debajo del rutinario a esa hora. La masiva presencia policial, sobre todo en el centro de la ciudad, contribuyó a crear la imagen de un día especial, muy especial. Aunque parecía domingo, los ciudadanos no encontraron soluciones para el tiempo de ocio que les llegó repentinamente. Tampoco aprovecharon la oportunidad de resolver asuntos ante la Administración pública, que abrió sus puertas y apenas tuvo colas.

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