Crítica:

La obra abierta de Gandini y Tauriello

Grupo Círculo

Centro para la Difusión de laMúsica Contemporánea. Solistas: María Aragón, soprano, y Jorge Caryevschi, flauta. Compositores, pianistas y directores: Gerardo Gandini y Antonio Tauriello. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 25 de enero.

La presencia entre nosotros de dos compositores argentinos tan significativos como Antonio Tauriello (1931) y Gerardo Gandini (1936) me parece un acierto del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Son escasas las relaciones entre los músicos de Iberoamérica y España, y más escasa todavía la programación de obras escritas al ...

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Grupo Círculo

Centro para la Difusión de laMúsica Contemporánea. Solistas: María Aragón, soprano, y Jorge Caryevschi, flauta. Compositores, pianistas y directores: Gerardo Gandini y Antonio Tauriello. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 25 de enero.

La presencia entre nosotros de dos compositores argentinos tan significativos como Antonio Tauriello (1931) y Gerardo Gandini (1936) me parece un acierto del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Son escasas las relaciones entre los músicos de Iberoamérica y España, y más escasa todavía la programación de obras escritas al otro lado del Atlántico por nuestras orquestas, lo que constituye, entre otras cosas, una verdadera injusticia.Gerardo Gandini y Antonio Tauriello pertenecen a la generación denomínada del sesenta por los musicógrafos argentinos. Hace algún tiempo podía hablarse de Tauriello como de un neoclásico, cosa que hoy no tendría ningún sentido. Algo parecido cabría decir de Gerardo Gandini. Excelentes pianistas los dos Tauriello es también un acreditado director sinfónico y operístico-, parecen crear su música al contacto íntimo con la materia sonora y a partir de supuestos refinadamente poéticos.

La memoria de Borges

Obediente a instancias sensibles y afectivas, tanto como a un planteamiento intelectuahzado en el que los párrafos de Umberto Eco se utilizan como música y la memoria de Borges aparece entrañada en la misma raíz, Los espejismos escuchados ahora, junto a los estudios previos para la misma obra (todo ello fechado en 1984-1985), reclaman y consiguen para Gandini la atención del auditorio. Más que complacencia, a pesar de la bien sonancia y de los medídos sonidos y silencios, se nos invita a experiencias de orden sensorial, como gusta decir Tomás Marco.

No se trata de ingenuismo, sino de una manera literaria de hacer girar en la memoria elementos asimilados que se manifiestan luego como latentes: Webern, los viejos ritos de la vang9ardia de los sesenta, las melodías sefardíes, las cadencias de Falla o de Granados, las palabras poéticas en francés o castellano, son primero ejercicio y, al fin, sustancia de la que brotan profusas ramificaciones.

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