Buen filme alicorto

Es éste un filme muy representativo de la producción británica independiente, y de ella toma el desgarro y la sinceridad con que los cineastas británicos se oponen al estilo que hace al Reino Unido una sucursal del negocio de Hollywood.La película tiene dos defectos sustanciales: una inadecuada vaIoración de las jerarquías del interés de sucesos y personajes, de tal manera que a veces se vuelca en los que no dan mucho de sí y se olvida de otros que son magníficos, pero que están tratados sumariamente, como el personaje del padre exiliado político, que pide a voces más presencia en el filme. Ab...

Es éste un filme muy representativo de la producción británica independiente, y de ella toma el desgarro y la sinceridad con que los cineastas británicos se oponen al estilo que hace al Reino Unido una sucursal del negocio de Hollywood.La película tiene dos defectos sustanciales: una inadecuada vaIoración de las jerarquías del interés de sucesos y personajes, de tal manera que a veces se vuelca en los que no dan mucho de sí y se olvida de otros que son magníficos, pero que están tratados sumariamente, como el personaje del padre exiliado político, que pide a voces más presencia en el filme. Aborda una materia fílmica no convencional con resoluciones convencionales.

La película es una réplica digna a la francesa El té en el harén de Arquímedes, y cuanto más recuerda a esta película más convence. Pero junto a ésta hay en Mi hermosa lavandería referencias más o menos explícitas, como las de La ley de la calle, de Francis Ford Coppola, y en estas zonas -por ejemplo, el excelente tono directo de casi todo el relato conduce a una zona de desenlace con acciones architópicas- el filme se queda un poco aplastado por el recuerdo del modelo. Pese a esta irregularidad interior, el filme merece verse. Tiene vida y verdad dentro.