El toreo auténtico de Sánchez Puerto
Sánchez Puerto salió a hombros por la puerta de Madrid el pasa do 15 de agosto, y sólo le valió para torear dos corridas. En la de ayer cortó otra oreja e hizo el toreo que reconocen las tauromaquias como auténtico. A ver de qué le vale.Los taurinos son quienes menos valoran el toreo bueno, y sus artífices. En el caso de Sánchez Puerto hay un puñado de diestros a los que tienen condenados al ostracismo y, mientras, unos cuantos pegapases torean cada año 60 corridas arriba, aburriendo al lucero del alba, cada uno con su corte de inciensadores dedicada a mantenerlos en las posiciones de priv...
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Sánchez Puerto salió a hombros por la puerta de Madrid el pasa do 15 de agosto, y sólo le valió para torear dos corridas. En la de ayer cortó otra oreja e hizo el toreo que reconocen las tauromaquias como auténtico. A ver de qué le vale.Los taurinos son quienes menos valoran el toreo bueno, y sus artífices. En el caso de Sánchez Puerto hay un puñado de diestros a los que tienen condenados al ostracismo y, mientras, unos cuantos pegapases torean cada año 60 corridas arriba, aburriendo al lucero del alba, cada uno con su corte de inciensadores dedicada a mantenerlos en las posiciones de privilegio. De unos alaban su finura; de otros, su maestría, ya ve usted.
Entretanto, diestros con el toreo metido en la cabeza y en el corazón, visten de luces cuando les dejan, para estrellarse contra corridas imposibles. Pero a veces se les presenta la oportunidad de interpretarlo, y pegan el campanazo. Sánchez Puerto lo pegó ayer de nuevo. Bastó que le saliera un toro boyante; lo demás corrió de su cuenta. Y no necesitaba inciensadores: la afición de Madrid estaba allí, para cantar ioles! al toreo puro, que sabe entender y le emociona.
González / Nimeño, Sánchez Puerto, Morenito de Maracay
Toros de Manuel González, con trapío, mansos, nobles. Nimeño II media estocada baja; dos pinchazos y estocada ladeada (silencio en los dos) Sánchez Puerto: estocada baja (oreja); media baja (aplausos y saludos) Morenito de Maracay: estocada corta caída (silencio); estocada caída (pitos).Plaza de Las Ventas, 14 de septiembre. última corrida de la feria de otoño.
Pase a pase, Sánchez Puerto aunaba maestría y finura para el redondo y el natural; o el ayudado; o la trinchera y el pase de la firma. Pero aun interpretándolos con garbo y hondura, mayor importancia tenía el conjunto de la faena, su torerísima concepción, en la que amalgamaba técnica y repertorio. Todas las suertes que ejecutó concertaban un curso de estilismo y a su vez preparaban al toro para la muerte; que esa es la progresión dramática de la lidia, cuando transcurre fiel a su significado esencial.
El quinto estaba cojo y se quedaba corto. Sánchez Puerto le instrumentó unas tandas en redondo. Nada más era necesario. También ése es el toreo auténtico; mucho más sobrio y bello que el insufrible destajismo a que nos tienen acostumbrados los pegapases; esos que los inciensadores envuelven en imaginadas volutas de finura y de maestría.
De esta factura pegapasista fueron los otros espadas. Morenito de Maracay hizo un gran quite, cuando el picador Pepinillo aterrizó de cabeza en la arena y quedó al descubierto. Sin embargo se dejó ir sin torear dos toros nobilísimos: les dio pases, que no es lo mismo. Nimeño estuvo valiente con uno violento y sin arte ni ideas con otro pastueiño. Ambos banderillearon mediocremente. La corrida era demasiado dulce para quienes del toreo auténtico sólo tienen referencias remotas.