El presidente de la Lonja de Barcelona teme un trasvase de la actividad ganadera catalana a la CE

Rosendo Rosell, presidente de la Lonja de Cereales de Barcelona, ha manifestado su inquietud por el futuro de la ganadería catalana ante el encarecimiento del precio de entrada de los cereales. En su opinión, el alza de precios ha supuesto que prácticamente no se hayan realizado más irriportaciones de EE UU desde el pasado 1 de marzo, uno de los principales motivos de la guerra comercial entre Estados Unidos y la CE.Los elevados precios de entrada y el grado de dependencia existente en el sector, controlado por un reducido número de importadores que no supera la media docena, obliga a los fabr...

Rosendo Rosell, presidente de la Lonja de Cereales de Barcelona, ha manifestado su inquietud por el futuro de la ganadería catalana ante el encarecimiento del precio de entrada de los cereales. En su opinión, el alza de precios ha supuesto que prácticamente no se hayan realizado más irriportaciones de EE UU desde el pasado 1 de marzo, uno de los principales motivos de la guerra comercial entre Estados Unidos y la CE.Los elevados precios de entrada y el grado de dependencia existente en el sector, controlado por un reducido número de importadores que no supera la media docena, obliga a los fabricantes de pienso y ganaderos a adquirir una mercancía encarecida interesadamente y sin calidad.

Según Rosell, esta situación puede acarrear un trasvase de la producción agraria catalana a otros países de Europa, excedentarios de cereales y que además han introducido en la alimentación animal otros subproductos (corn gluten feed, mandioca, harinas de girasol y residuos de destilerías de cereales para alcoholes) libres de aranceles.

Por otra parte, desde el pasado 1 de marzo resulta indiferente que el coste del maíz americano sea la mitad que el europeo, ya que el precio debe complementarse con los llamados prélèvements o tasas compensatorias hasta alcanzar el precio de entrada.

La Lonja de Barcelona, el mercado de granos más importante de España, con una contratación anual superior a los 1.500 millones de dólares, que abastece a Cataluña, Aragón y Baleares, puede sufrir un fuerte revés de mantenerse esta situación.