Cartas al director

Fuerteventura y la destrucción del ambiente

Con esta carta quiero llamar su atención sobre un problema de destrucción de ambiente que está agravándose de año en año.Se trata del maravilloso sistema de dunas en el norte de Fuerteventura, cerca de Coralejo. Este terreno es uno de los pocos sistemas de dunas en Europa todavía intactos en lo que concierne a su vida animal, vegetal y, sobre todo, a su avifauna. Yo y muchos de mis amigos naturalistas seguimos visitando periódicamente desde hace años aquel único ecosistema, haciendo observaciones y reponiendo nuestras fuerzas en su vigorizante ambiente.

Ahora bien, esta perla de la natu...

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Con esta carta quiero llamar su atención sobre un problema de destrucción de ambiente que está agravándose de año en año.Se trata del maravilloso sistema de dunas en el norte de Fuerteventura, cerca de Coralejo. Este terreno es uno de los pocos sistemas de dunas en Europa todavía intactos en lo que concierne a su vida animal, vegetal y, sobre todo, a su avifauna. Yo y muchos de mis amigos naturalistas seguimos visitando periódicamente desde hace años aquel único ecosistema, haciendo observaciones y reponiendo nuestras fuerzas en su vigorizante ambiente.

Ahora bien, esta perla de la naturaleza corre el peligro de una destrucción total desde que el alquiler de coches subió a dimensiones exorbitantes. Con creciente disgusto chocamos con grupos de turistas aburridos -sobre todo alemanes- surcando a toda velocidad en coches de alquiler las arenas de las dunas, como si fueran la pista de rally, contaminándola de petróleo, gasolina, gases de escape, desechos de sus meriendas y -no hay que subestimarlo- de ruido.

Desarrollándose las cosas así, no tardará mucho tiempo hasta que el delicado equilibrio del ecosistema árido en cuestión, que necesitaba siglos para formarse, sufra daños irreparables y, por fin, un quebrantamiento irreversible. Podría citarles un sinfín de casos parecidos ocurridos a lo largo de las décadas pasadas en EE UU, donde, debido a la vanidad humana, arenales y dunas intactas se convirtieron en pistas de vehículos especializados, llenas de ruido y basura.

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¡Que no se diga que no puedan existir otras relaciones entre técnica y naturaleza! Aquí, un ejemplo recomendable del mismo lugar: el hotel Oliva Beach, situado en la franja litoral de las dunas, creó en su vecindad con su desagüe un ecosistema encantador. Su agua, después de haber pasado la estación depuradora, no se conduce directamente al mar, sino que se la recoge en un estanque, formando así el centro de una abundante vegetación y una avifauna considerable. Sin embargo, hay que añadir que, lamentablemente, aquel hotel, junto con el hotel Tres Islas, facilitando el alquiler de coches a gran escala, se convirtieron en puntos de partida de los insensats rallys de dunas.

¡Ante este problema hay que hacer algo, y esto, lo más pronto posible! No se puede admitir el sacrificio de la naturaleza en aras del aburrimiento y la estupidez de algunos turistas saciados y la avaricia ilimitada de las empresas correspondientes! Descuidándose de la progresiva destrucción y contaminación de sus alrededores el centro turístico mencionado antes perderá su atracción para muchísimos amigos de los paisajes de Fuerteventura -y no sólo para éstos-, ya que, de vuelta a casa, se habla mucho del asunto, provocando así su propia ruina.

Por eso les pido a ustedes que hagan todo lo factible para presionar desde el ángulo periodístico a la Junta de Canarias, que se conviertan las dunas de Coralejo en un parque nacional.

Para que las dunas sobrevivan y vuelvan a ser lo que eran antes: un lugar de tranquilidad y descanso de alto rango también para las generaciones futuras.-

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