La peseta se depreció ligeramente frente al marco alemán y ganó el 2,51% respecto a la divisa gala

La peseta se apreció ayer en un 2,51% respecto al franco francés y se depreció respecto al resto de las monedas del Sistema Monetario Europeo en el primer día de funcionamiento de los mercados de cambios tras el ajuste decidido el pasado fin de semana en Holanda. La divisa española mantendrá su tipo de cambio ponderado, con una ligera tendencia al alza, tras la decisión del Gobierno de tratar de controlar la inflación importada. El Gobierno francés puso en marcha duras medidas de austeridad para acompañar a la devaluación del franco.El tipo de cambio de la peseta frente al conjunto de las mone...

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La peseta se apreció ayer en un 2,51% respecto al franco francés y se depreció respecto al resto de las monedas del Sistema Monetario Europeo en el primer día de funcionamiento de los mercados de cambios tras el ajuste decidido el pasado fin de semana en Holanda. La divisa española mantendrá su tipo de cambio ponderado, con una ligera tendencia al alza, tras la decisión del Gobierno de tratar de controlar la inflación importada. El Gobierno francés puso en marcha duras medidas de austeridad para acompañar a la devaluación del franco.El tipo de cambio de la peseta frente al conjunto de las monedas europeas se mantuvo ayer dentro de las previsiones del Gobierno, depreciándose el 0,57% respecto al marco alemán y en porcentajes distintos frente al resto, al tiempo que se apreciaba el 2,51% ante al franco francés. En realidad, la. evolución de la moneda española siguió muy de cerca a la del marco alemán, ya que entre éste y el franco la diferencia de cambio se redujo al 3% en lugar del 6% acordado este fin de semana. El dólar, por su parte, se revalorizó respecto a todas las monedas europeas y cambió a 151,6 pesetas.

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Las características "no técnicas" de la decisión francesa quedaron de manifiesto, según responsables de la Administración española, cuando el mercado descontó al franco francés la imitad del máximo permitido por el nuevo ajuste del Sistema Monetario Europeo (SME). El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, manifestó en una conferencia de prensa que España no tiene por qué fijar una paridad estricta respecto a las monedas europeas, al no formar parte del SME, pero que a lo largo de estos días se irá ajustando el tipo de cambio de la peseta respecto a cada una de estas monedas, para que el tipo de cambio ponderado se mantenga igual.En el caso de que se produzca una variación de este tipo de cambio será al alza, siguiendo la evolución del marco alemán, en consonancia con la decisión tomada hace casi tres meses de mantener la paridad peseta-ECU durante este año. Las previsiones iniciales de la Administración a este respecto, estiman que la. peseta puede revaluarse, durante a un 3% o un 4%, situación sostenible dado el previsible excedente de la balanza por cuenta corriente -en torno a 5.000 millones de dólares-, compatible con una fuerte reducción del endeudamiento exterior de la economía española y con una tasa de inflación del 8%, después de absorber el impacto de la aplicación del IVA.

Lo ocurrido en el mercado de cambios de Madrid fue un reflejo bastante fiel de lo que pasaba en el resto de los mercados internacionales, tras la decisión francesa de forzar la devaluación de su moneda.

Medida injustificada

En medios financieros y de la Administración española se señalaba ayer que el cambio en los mercados entre el franco y el marco, con una devaluación del 3% cuando se habían aceptado diferencias de hasta el 6%, era la consecuencia lógica de la falta de razones para haber puesto en marcha el mecanismo de reajuste monetario.

Algunos de los asistentes a la reunión del fin de semana señalaron la irritación que causó la intervención del ministro francés de Finanzas, al no dar ningún tipo de cifra que justificara su petición inicial de proceder a una devaluación del 9%. El ajuste de los cambios, en su primer día de aplicación, a sólo el 3% vendría a darles la razón.

La Administración española, ante las previsiones de balanza de pagos y con el objetivo de inflación del 8%, decidió a principios de año modificar su política de tipo de cambio. Hasta entonces, y de,cara a integrarse en la Comunidad Europea en mejores condiciones de competitividad, se había optado por una lenta pero continuada devaluación de la peseta frente a las monedas europeas.

La caída del dólar y de los precios de la mayor parte de las materias primas importadas por España hizo que el Gobierno se replanteara sus objetivos de balanza de pagos y de cambios. Las nuevas previsiones apuntaban a un mayor superávit en la balanza por cuenta corriente, por encima de los 5.000 millones de dólares. En estas condiciones se consideró posible tecnicamente intentar una modesta revaluación de la peseta a lo largo de 1986, entre el 3% y el 4%, respecto a las monedas de los países industrializados.

Esta revaluación, de producirse finalmente, jugará a favor de reducir las tensiones de precios internos, porque una divisa fuerte reduce la inflación importada de esa economía. El excedente de ballanza por cuenta corriente permite jugar esta posibilidad porque su deterioro limitado no supone añadir problemas graves. En el caso concreto de la limitada devaluación francesa -que previsiblemente será inferior a la acordada en Holanda- se puede producir un ligero empeoramiento de la balanza comercial hispano-francesa. Pero el hecho de que el valor de lo exportado por España supere en un 20% a lo importado de Francia le resta importancia.

En compensación, es posible que se mejore la cobertura del comercio de España con la RFA y Holanda, fuertemente deficitaria, al perder peso la peseta respecto a las divisas de esos países, y que se mantengan las actuales cifras respecto al resto de los países comunitarios. Todo ello sin olvidar los efectos beneficiosos que pueden darse para controlar más la inflación.

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