Crítica:'ROCK'

Pieles curtidas

El trío The Psychedelic Furs, con un cuarteto de acompañamiento -una segunda guitarra, teclados, batería y saxo-, premió a sus espectadores pacientes con un recital de rock muy actual y además espectacular. El público esperó casi una hora tras la marcha del cuarteto vasco Itoiz, que ofreció cuatro temas nuevos y otros cuatro ya grabados, entre los que destacaron Egun motela y Hegal Egiten. El repertorio de esta banda está interpretado en euskera, y sus canciones en el pabellón sonaron con pocos vatios, aunque con una excelente instrumentación y coros.Los británicos,...

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El trío The Psychedelic Furs, con un cuarteto de acompañamiento -una segunda guitarra, teclados, batería y saxo-, premió a sus espectadores pacientes con un recital de rock muy actual y además espectacular. El público esperó casi una hora tras la marcha del cuarteto vasco Itoiz, que ofreció cuatro temas nuevos y otros cuatro ya grabados, entre los que destacaron Egun motela y Hegal Egiten. El repertorio de esta banda está interpretado en euskera, y sus canciones en el pabellón sonaron con pocos vatios, aunque con una excelente instrumentación y coros.Los británicos, protagonistas de la noche, han perfeccionado la producción, los arreglos de sus canciones (indispensable que actualmente escasea en el rock mundial), que han enaltecido con unos músicos brillantes. Richard Butler, de voz inconfundible, que a veces rompe con esfuerzo y arte, canta y se mueve en escena distinguido y sensual, gracias a la expresión de sus manos, intérpretes de lo que cuenta en cada momento.

Concierto de Psychedelic Furs (97 minutos), precedidos del grupo vasco Itoiz (34 minutos)

Pabellón de Deportes del Real Madrid (cerca de 4.000 personas), 16 de febrero de 1986.

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Unos temas adecuados, más una voz peculiar, más una experiencia de músicos compenetrados, son motivos que los espectadores, consciente o inconscientemente, agradecen, incluso si no han oído antes muchas de las canciones, hecho que se notó en algunos números del concierto. Baladas como My time se intercalaron con criterio muy preciso entre fases de cuatro o cinco composiciones rápidas y vibrantes que se escucharon al principio (Here come cowboys), en la mitad (No easy tears o Heaven) y al final del concierto (President gas o For ever now).

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