LA CRISIS EN EL MEDITERRÁNEO

Italia confirma la existencia de campos de entrenamiento de terroristas en Libia

El ministro italiano del Interior, Oscar Luigi Scalfaro, confirmó ayer la existencia de campos de entrenamiento de terroristas en territorio libio, mientras el ex canciller austriaco Bruno Kreisky afirmó que tenía "pruebas plausibles" de que Libia no estuvo implicada en los últimos atentados terroristas de Roma y Viena. Pero por encima de otras polémicas, prevalece el consenso, expresado ayer por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, de que cualquier tipo de represalias militares contra el régimen del coronel Muammar el Gaddafi tendría consecuencias exclusivamente negativas.
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El ministro italiano del Interior, Oscar Luigi Scalfaro, confirmó ayer la existencia de campos de entrenamiento de terroristas en territorio libio, mientras el ex canciller austriaco Bruno Kreisky afirmó que tenía "pruebas plausibles" de que Libia no estuvo implicada en los últimos atentados terroristas de Roma y Viena. Pero por encima de otras polémicas, prevalece el consenso, expresado ayer por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, de que cualquier tipo de represalias militares contra el régimen del coronel Muammar el Gaddafi tendría consecuencias exclusivamente negativas.

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"La existencia de campos de entrenamiento de terroristas en Libia es un hecho objetivo", declaró en la madrugada de ayer Oscar Luigi Scalfaro a los periodistas italianos que le acompañan en una gira por Viena, Londres y París. "Sin embargo", prosiguió el ministro italiano del Interior, "no tenemos una certeza absoluta sobre el objetivo de esos entrenamientos. La convicción moral es una cosa, pero las pruebas firmes son otra".Refiriéndose en concreto a la existencia de pruebas de una aplicación directa del coronel Gaddafi en los dos últimos atentados de Roma y Viena, que provocaron en total 19 muertos y más de 100 heridos, Scalfaro dijo: "Si el presidente Reagan las tiene, creo que su deber sería comunicárnoslas".

Por su parte, el ex canciller austriaco Bruno Kreisky, que en diferentes ocasiones ha preparado entrevistas del líder libio con diversos dirigentes de Europa, y entre ellos el presidente del Gobierno español, Felipe González, ha asegurado que tiene "pruebas plausibles" de que Libia no estuvo implicada en los dos atentados citados. Kreisky hizo esta afirmación, sin añadir más detalles, en el transcurso de una entrevista que fue emitida ayer por la televisión austríaca.

La posición occidental frente a Libia, añadió el ex canciller, representa "un método burdo para hacer inmediatamente responsable al dirigente revolucionario Muammar el Gaddafi de todo lo que ocurre".

Con respecto a las sanciones económicas decretadas por Estados Unidos contra Libia, Kreisky las calificó de "necias", y añadió: "No hay nada peor que la ostentación de fuerzas sin consecuencias".

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En línea con la posición de la Administración de Reagan, Canadá anunció ayer medidas para restringir sus relaciones comerciales con el régimen del coronel Gaddafi. El primer ministro canadiense, Brian Mulroney, informó que su Gobierno no extenderá ya más seguros a las empresas que deseen emprender nuevos negocios en Libia. También quedan prohibidas las ventas a ese país de alta tecnología y de equipos para las perforaciones petroleras. Según el ministro canadiense de Asuntos Exteriores, Joe Clark, estas restricciones costarán a Canadá unos 15 millones de dólares anuales (unos 2.400 millones de pesetas).

Dijo Mulroney que las medidas no han sido adoptadas "para complacer a Ronald Reagan". "Lo hemos hecho", añadió, "porque se trata de una cuestión moral, en la que Canadá debe compartir la carga. Los que asesinan a inocentes y llevan la anarquía a las sociedades civilizadas no deben tener santuario, ni reposo, ni indulgencia". El primer ministro canadiense ha pedido además a sus conciudadanos que no tomen los empleos que dejen vacantes los ciudadanos estadounidenses que cumplan la orden de su Gobierno de marcharse de Libia.

Las medidas adoptadas por Canadá son bastante similares a las que tomó el pasado jueves Italia, que ha decidido dejar de vender armamento avanzado a Libia, en espera de las sanciones conjuntas que los países de la CEE puedan adoptar el 21 de enero en La Haya. A pesar de la timidez de esta iniciativa italiana, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ha expresado su satisfacción en estos términos: "Se trata de un verdadero paso adelante en el esfuerzo conjunto de Italia y EE UU para combatir el terrorismo".

Las divisiones de los doce, que hacen improbable que la CEE secunde las sanciones norteamericanas, contrastan con su rechazo generalizado de una posible represalia militar contra Libia. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, declaró el viernes, en una entrevista concedida a periodistas estadounidenses, que el recurso a la fuerza contra un país para prevenir o reprimir el terrorismo es contrario al derecho internacional y constituye una política susceptible de crear "un caos aún más importante".

Por otra parte, medidas especiales de seguridad fueron adoptadas ayer en algunos aeropuertos europeos, como los de Holanda y Suecia, en respuesta a advertencias de posibles ataques, similares a las que los servicios de inteligencia hicieron circular en vísperas de los atentados de Roma y Viena.

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