Crítica:TEATRO

Una historia mal contada

Josep M. Benet y Jornet escribió La desaparición de Wendy en 1973, mientras también trabajaba en Motín de brujas; esta última obra se estrenó en el María Guerrero en 1980, con un excelente reparto y muy buena dirección de Josefina Molina, y permitió conocer aquí, representado en castellano, a un buen escritor, de teatro en lengua catalana. No tiene la misma suerte La desaparición de Wendy. El texto, que se trasluce a través de un montaje que tiende, dentro de su modestia, a lo espectacular, es representativo de su tiempo. Se mezcla la historia de Peter Pan, el niño ...

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Josep M. Benet y Jornet escribió La desaparición de Wendy en 1973, mientras también trabajaba en Motín de brujas; esta última obra se estrenó en el María Guerrero en 1980, con un excelente reparto y muy buena dirección de Josefina Molina, y permitió conocer aquí, representado en castellano, a un buen escritor, de teatro en lengua catalana. No tiene la misma suerte La desaparición de Wendy. El texto, que se trasluce a través de un montaje que tiende, dentro de su modestia, a lo espectacular, es representativo de su tiempo. Se mezcla la historia de Peter Pan, el niño que nunca quiso crecer, con la de Cenicienta: una biografía nostálgica, un retrato del niño sofocado por las autoridades que se ciernen sobre él hasta dejarle empequeñecido, incapacitado para ser adulto; al mismo tiempo, por tanto, ceniciento, fuera de la participación del placer de los demás. Rasgos como la entronización y la procesión del poder pueden verse también como una caricatura de su contemporaneidad. Han pasado demasiadas cosas sobre el mundo, sobre España y también sobre el teatro como para que se aprecie aquella intención del texto.Y el montaje de Jaume Villanueva opera también como en un proceso de infántilización. La superposición de prólogos, intermedios, señales al público, canciones, bailes, alarga infinitamente lo que, comprimido, podría tener calidad de literatura dramática. Estos valores añadidos deberían sumar algo al texto; en realidad, restan. Los intérpretes no tienen la suficiente calidad como para crear la espectacularidad, la narración aparece entrecortada y el espectáculo se prolonga indebidamente sin ninguna gracia o aliciente. Si el trabajo de un director es contar una historia de manera coherente y atractiva, Jaume Villanueva ha hecho todo lo contrario. No se comprende bien que este montaje haya tenido el premio Adriá Gual, de la Diputación de Barcelona; quizá se viera entonces -1981- de otra forma.

La desaparición de Wendy

De Josep Maria Benet y Jornet. Traducción de Jaume Villanueva. Intérpretes: Montserrat Miralles, Luis López, Martí Galindo, Isidre Sola, Núria Riera, Xavier Capdet, Jordi Turró, Pep Sais, Andreu Carandeli, Nadala Batiste, Teresa Soler, Saskia T. Giró. Música de Amasdecasa. Escenografía y vestuario de Josep Messeguer. Dirección: Jaume Villanueva. Estreno, sala Fernando de Rojas. Círculo de Bellas Artes. 10 de diciembre.

De entre los intérpretes destaca Martí Galindo, adulto y, al mismo tiempo, diminuto, lo cual da dimensiones dramáticas al personaje. Pero no es sólo esa condición física la que se advierte, sino también una capacidad de expresión de actor. Los demás no alcanzan la mediocridad.

El espectáculo no gustó, aunque fue cortésmente aplaudido.

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