UNA IDEA COMÚN DE EUROPA

Jean Baudrillard: "Europa sedebate entre un pasado inexistente y un futuro imposible"

El pensador francés Jean Baudrillard ha sido uno de los intelectuales europeos que han dado una visión más provocativa del futuro continental en el reciente congreso sobre El Espacio Cultural Europeo, clausurado el pasado sábado en Madrid. A quienes le recordaban como uno de los pensadores más significativos de una visión netamente francesa y europea de la realidad Baudrillard les ha sorprendido con su fervor a la hora de analizar el potencial de cambio y de futuro en la sociedad norteamericana y por su escepticismo en lo que se reriere a la consideración de Europa, que se debate entre "un pas...

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El pensador francés Jean Baudrillard ha sido uno de los intelectuales europeos que han dado una visión más provocativa del futuro continental en el reciente congreso sobre El Espacio Cultural Europeo, clausurado el pasado sábado en Madrid. A quienes le recordaban como uno de los pensadores más significativos de una visión netamente francesa y europea de la realidad Baudrillard les ha sorprendido con su fervor a la hora de analizar el potencial de cambio y de futuro en la sociedad norteamericana y por su escepticismo en lo que se reriere a la consideración de Europa, que se debate entre "un pasado inexistente y un futuro imposible"

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"La sociedad norteamericana se encamina hacia la mutación", dijo Baudrillard a este diario. "Es un universo que va más allá de la historia, una especie de utopía realizada para una parte, de la población y para toda la sociedad en el futuro. Ir en estos momentos a Norteamérica es encontrar realizada -con sutiles transformaciones- gran parte de las ideologias de cambio que se han originado en Europa, un entorno social en el, que se da una interacción entre lo ficcional y lo material, una interacción entre utopía y moral pragmática". "Y mientras tanto", prosigue Baudrillard, "todo esto es para nosotros una historia imposible, ya que Europa se debate entre un pasado inexistente y un futuro imposible: no somos capaces de hallar una salida a nuestra propia historia, ni de consumarla".Al margen de esta valoración, Baudrillard llega incluso a preguntarse: "¿Hasta qué punto puede calificarse de europea la cultura de EE UU? La nuestra es conceptual, mientras que la suya no. En un cierto sentido, los estadounidenses no son en absoluto europeos. Es cierto que los intelectuales norteamericanos, sobre todo en la costa atlántica, intentan rehacerse una historia con raíces europeas, pero éstos no son los, elementos que mueven la sociedad norteamericana".

Converso al reto norteamericano

El optimismo y pasión que Baudrillard -que se califica a si mismo de "converso, al reto cultural norteamericano"- pone al hablar de las mutaciones culturales y sociales del otro lado del océano contrasta con su fuerte escepticismo al analizar las tendencias de la cultura europea. Tal como apuntó en sus intervenciones del, congreso El espacio cultural europeo y en una conferencia que pronunció con considerable éxito de público en el Instituto Francés de Madrid, Baudrillard, afirma: "No creo en un final feliz para la cultura europea, y la mejor base para esta in credulidad es que se celebren congresos así; pienso que hay una tentativa de compensar el fracaso de la Europa política con la ficción de que se está creando una Europa cultural"."La cultura europea", según Jean Baudrillard, "era fuerte y potente cuando los países europeos rivalizaban; ahora, cuando se está tratando de homogeneizar las distintas tradiciones culturales europeas, corremos el riesgo de encontrarnos con una cultura europea fosilizada, una cosa que podríamos llamar cultura de la tercera edad. Para que haya una cultura viva hace falta que exista un cierto desafío, una cierta violencia, y Europa ya no da para esto; hay en ella unas tradiciones culturales, demasiado fijadas".

Revolución y mutación

"En Europa", según Jean Baudrillard, "ya no puede ni podrá hablarse nunca más de revolución; en todo caso, puede hablarse de mutación-gradual, y aun eso es una posibilidad muy remota, dadas circunstancias del continente. Es cierto que podría darse una ruptura de origen interno, estructural, en las sociedades europeas. Probablemente eso diera lugar a las condiciones propicias para una mutación, pero eso es muy difícil".

En este sentido, Baudrillard considera "inaudito lo que se ha dicho en este congreso al propósito de equilibrar la cultura europea. Esto es coImpletamente absurodo; lo que es preciso es desestabilizar, crear elementos de fricción que estimulen la vivacidad cultural; lo que está sucediendo es como si viésemos que nuestro sistema de valores está viejo y estuviérarnos tratando de fijarlo, de embalsamarlo y querer darle apariencia de eternidad y universalidad".

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