El coste financiero de la deuda pública ascenderá a 1,1 billones de pesetas en 1986

La carga de intereses de los pagarés del Tesoro durante el primer semestre de 1985 alcanzó la cifra de 400.000 millones de pesetas. Los cálculos que existen para el conjunto del año estiman estos pagos en 700.000 millones, mientras que en 1984 apenas fueron significativos, al ponerse en marcha entonces este mecanismo de financiación del déficit. La carga financiera del déficit público para 1985 -intereses más amortizaciones- se estima en 882.000 millones de pesetas. Las previsiones para 1986 de carga de la deuda pública se sitúan en 1,1 billones de pesetas, y para 1987, si no se modifican las ...

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La carga de intereses de los pagarés del Tesoro durante el primer semestre de 1985 alcanzó la cifra de 400.000 millones de pesetas. Los cálculos que existen para el conjunto del año estiman estos pagos en 700.000 millones, mientras que en 1984 apenas fueron significativos, al ponerse en marcha entonces este mecanismo de financiación del déficit. La carga financiera del déficit público para 1985 -intereses más amortizaciones- se estima en 882.000 millones de pesetas. Las previsiones para 1986 de carga de la deuda pública se sitúan en 1,1 billones de pesetas, y para 1987, si no se modifican las circunstancias actuales, en 1,6 billones. Estos fuertes incrementos del servicio de la deuda pública no pueden mantenerse de forma indefinida.El objetivo de mantener el déficit de caja de las administraciones públicas en torno a 1,3 billones de pesetas para 1986, con una carga de intereses de 1,1 billones, sólo es posible en la medida en que el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año próximo incorpore un fuerte ahorro del gasto público, que haga compatibles esas dos cifras, señalaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez, secretario de Estado de Economía. De ahí los recortes, ya introducidos, de 340.000 millones de pesetas en el proyecto de presupuestos.

La tendencia que sigue el crecimiento de las cargas financieras, dentro del déficit público total, se debe, según recordó recientemente Rafael Martínez Cortiña, consejero delegado del Banco Exterior de España, en la universidad Internacional Menéndez Pelayo, al deseo de las autoridades económicas de financiar de forma ortodoxa el déficit público. Si se mantiene dicho ritmo de crecimiento en 1987, las cargas financieras serían superiores al déficit, lo que significaría que el resto de los gastos públicos deberían ser inferiores a los ingresos derivados de la. aplicación de los impuestos.

Convertir deuda

En la situación actual, las alternativas posibles son: bajar los tipos de interés de la deuda pública interna emitida, reducir drásticamente el resto del gasto público, convertir una parte sustancial de los pagarés del Tesoro en deuda perpetua o monetizar el déficit, lo que provocaría altas tasas de inflación. La reducción de los tipos de interés de las nuevas emisiones de pagarés del Tesoro que sustituyan a los que ya vencen, puede poner en peligro las cuentas de resultados de algunas entidades financieras que tienen que destinar obligatoriamente el 11% de sus pasivos computables a la compra de pagarés. El afloramiento de dinero negro a lo largo del próximo año puede permitir una cierta baja de los costes de los pagarés, pero ello significaría menores resultados para las entidades financieras, que necesitan tipos de interés altos que compensen los costes del pasivo y los de transformación.

Otra cosa sería, aunque improbable por ahora a gran escala, que se instrumentaran dos tipos de interés distintos para los pagarés: más bajos para los adquiridos por los particulares y más elevados para bancos y cajas de ahorro. La conversión de una parte de la deuda pública ya existente en deuda perpetua, mecanismo utilizado en ocasiones anteriores, no parece que se esté estudiando en la actualidad. Dado el volumen de deuda emitida, la inmovilización de estos recursos sería un golpe más duro para las entidades financieras.

Al margen de la reducción del resto del gasto público, cuestión que se está empezando a abordar en la actualidad, cabe la posibilidad de monetizar, mediante un mayor recurso al Banco de España, una parte del déficit público. Esta alternativa es la que llevaría, en la situación actual, a tasas de inflación elevadas, por encima del 15% en los próximos años, dando al traste con todos los intentos de ajuste realizados. En algunos medios de la Administración empieza a considerarse que, si se mantiene estabilizada la tasa de inflación en 1986 y se continúa el recorte del resto de los gastos, se podría intentar monetizar una parte del déficit, con ligeras repercusiones sobre los precios al consumo.

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