Crítica:FLAMENCO

Altos vuelos en la feria malagueña

Fue un gran festival este que el Ayuntamiento malagueño ofreció en el recinto de la feria. El cartel reunía a casi todos los grandes del flamenco actual. Como cada uno estuvo a la altura de lo que podía de él esperarse, el éxito artístico fue completo; también el de públíco, pues en un auditorio con más de 3.000 asientos hubo fácilmente el doble de personal.Me veo obligado, pues, dada la amplitud del programa -cinco horas, aproximadamente-, a dedicar sólo breves comentarios a la actuación de cada artista, aunque habría mucho que hablar. Nano de Jerez dejó constancia, como casi siempre, ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Fue un gran festival este que el Ayuntamiento malagueño ofreció en el recinto de la feria. El cartel reunía a casi todos los grandes del flamenco actual. Como cada uno estuvo a la altura de lo que podía de él esperarse, el éxito artístico fue completo; también el de públíco, pues en un auditorio con más de 3.000 asientos hubo fácilmente el doble de personal.Me veo obligado, pues, dada la amplitud del programa -cinco horas, aproximadamente-, a dedicar sólo breves comentarios a la actuación de cada artista, aunque habría mucho que hablar. Nano de Jerez dejó constancia, como casi siempre, de su dominio del compás; especialmente por bulerías y por soleá estuvo muy bien. Miguel Vargas hizo un cante magistral por soleares, quizá el mejor que se oyó en una noche pródiga en el género. Chano Lobato -¡qué alegría ver de nuevo a Chano cantando tras su larga y grave enfermedad!-, derrochando su ángelfestero a raudales.

Festival flamenco

Cante: Nano de Jerez, Miguel Vargas, Chano Lobato, Fosforito, Chocolate, Lebrijano, Camarón de la Isla, Alfredo Arrebola, el Pele, la Paquera de Jerez. Cante y baile: Los Montoya. Toque: Manuel Santiago, Tornatito, Manolo Franco, Paco Cepero. Presentador: Gonzalo Rojo. Málaga, 8 de agosto.

Fosforito fue el excelente canItaor de siempre, brillando por cantiñas, por sóleá y por buierías de Cádiz. Antonio Núñez Chocolate, que a veces es irregular, tuvo una de sus grandes noches, siendo dignos de recuerdo sus tarantos y los fandangos de su marca. Lebrijano repitió más o menos los cantes que había hecho cuatro días antes, añadiendo su creación de las galeras, y en todos ellos estuvo de nuevo muy centrado, recreándose en su cante.

Camarón provocó el alboroto, como parece ser inevitable. Hizo cantiñas, tarantos, bulerías y fandangos, y todo lo hizo por derecho, con esa jondura y ese rajo tan flamencos que le son propios cuando está bien para cantar. Arrebola le echó mucho nervio a estilos en él habituales: malagueñas, diversas formas de fándangos y granaína y media granaína. El Pele tuvo también una excelente noche; los ecos caracoleros estuvieron casi en todo momento presentes en su hermosa voz, tan gitana, por soleares, por fándangos y por bulerías. Por fin, la Paquera, con su desparpajo habitual y atreviéndose a dejar a veces el micrófono, dijo con desgarro y fuerza varios estilos característicamente jerezanos.

A todos ellos les acompañaron guitarristas de fuste. Cada uno a su aire, ofrecieron una buena noche de toque. Manuel Santiago se atiene con rigor al cante, al que sirve muy bien. Manolo Franco, igualmente en esa línea, estuvo espléndido. Tomatito hizo, una vez más, gala de su brillantez de sonido, de su versatilidad. Y Cepero, alzándose a veces con el protagonismo, lo que en ocasiones puede desmerecer de su evidente clase.

La familia Montoya, con las guitarras fenomenales para fiesta de Niño Jero y el Roto, tuvo asimismo una de sus actuaciones habituales, llena de fuerza y de ritmo festero, redondeando una gran noche flamenca.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En