10º Aniversario del Acta de Helsinki

EE UU y la URSS advierten sobre las dificultades, para obtener acuerdos en la 'cumbre' Reagan-Gorbachov

Altos funcionarios de Estados Unidos y la Unión Soviética coincidieron ayer en considerar muy improbable que se alcancen acuerdos durante la cumbre que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el líder soviético, Mijail Gorbachov, celebrarán el próximo mes de noviembre en Ginebra. No obstante, las dos partes se mostraron satisfechas del proceso de aproximación iniciado, así como de la entrevista que el secretario de Estado George Shultz y el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Eduardo Shevardnadze, celebraron durante tres horas en Helsinki.

Este encuentro, que sirvió en pri...

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Altos funcionarios de Estados Unidos y la Unión Soviética coincidieron ayer en considerar muy improbable que se alcancen acuerdos durante la cumbre que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el líder soviético, Mijail Gorbachov, celebrarán el próximo mes de noviembre en Ginebra. No obstante, las dos partes se mostraron satisfechas del proceso de aproximación iniciado, así como de la entrevista que el secretario de Estado George Shultz y el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Eduardo Shevardnadze, celebraron durante tres horas en Helsinki.

Este encuentro, que sirvió en primer lugar para que ambos ministros se conocieran, se desarrolló en un repaso de todos los asuntos que afectan a las dos potencias, en el transcurso del cual ambas partes tuvieron ocasión de manifestar sus puntos de vista, discordantes en la mayoría de los casos. Los portavoces presentaron un solo acuerdo salido de la reunión, relativo a la fijación de las grandes áreas del problema sobre las que deberán trabajar los técnicos para concretar el orden del día de la cumbre de Gorbachov y Reagan.Parece, sin embargo, que este compromiso no es muy sólido, porque las dos partes dieron diferentes versiones de su contenido. Según el portavoz del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, VIadírnír Lomeiko, Shultz y Shevardnadze convinieron en que la cumbre aborde cuestiones susceptibles de ser encuadradas dentro de las grandes áreas de seguridad internacional (incluidas las conversaciones de Ginebra, la conferencia de Estocolmo sobre aplicación de medidas de confianza en Europa y las conversaciones de Viena para la reducción de tropas en el mismo continente), asuntos regionales y cuestiones bilaterales.

El alto funcionario que se encargó de la información por parte norteamericana enumeró, en cambio cuatro grandes áreas ole trabajo para preparar el ordendel día: seguridad interna, problemas regionales, derechos humanos y cuestiones bilaterales. Resulta evidente que Shultz planteó la inclusión de los derechos humanos y que Shevardnadze no estuvo de acuerdo. Interrogado al respecto, un funcionario norteamericano comentó: "El tema de los derechos humanos está en nuestro orden del día, y aquí no se trata de pedir el consentimiento a la otra parte". La misma fuente reconoció que el ministro soviético había reprochado al norteamericano el duro contenido, relativo a este asunto, del discurso pronunciado por Shultz el martes ante la conferencia conmemorativa del 10º aniversario de la firma del Acta del Helsinki.

Shevardnadze reiteró, por otra parte, ante Shultz la oposición total de la URSS al desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) norteamericana o guerra de las galaxias, y la moratoria unilateral sobre la realización. de pruebas nucleares declarada por Gorbachov a comienzos de esta semana. La declaración soviética incluye una oferta de que, si Washington se comprometiera a Comportarse de la misma manera, la moratoria temporal (hasta el próximo 1 de enero) podría ser indefinida. Lomeiko afirmó ayer que "por sus consecuencias sobre los intentos de limitar la carrera de armamentos, el rechazo de Estados Unidos (a la oferta soviética) no puede ser considerado positivo".

A pesar de la carga dominante de desacuerdos que suponen, parece claro que tanto los soviéticos como los estadounidenses consideran actualmente positivos estos contactos, así como el proceso de aproximación que han iniciado, y que deberá conducir a la próxima cumbre entre los líderes de las dos potencias.

Distintas aspiraciones

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El embajador de la URSS en Washington, Anatoli Dobrinin, afirmó ayer, tras asistir al encuentro de su ministro con Shultz, que "sería ilusorio esperar (de la reunión de Ginebra) un acuerdo inmediato" en los temas más complejos relativos a la situación internacional. No obstante, las aspiraciones actuales delas dos superpotencias con respecto a esta cumbre pueden no coincidir totalmente, ya que, para EE UU, la posibilidad de alcanzar compromisos concretos ni siquiera se plantea. "No consideramos que la cumbre deba llegar a un acuerdo. Lo importante es que los dos líderes se conozcan, que hablen y que fijen unas prioridades con vistas al futuro. Lo central en este proceso no es llegar a acuerdos", manifestó ayer un alto portavoz norteamericano en la capital finlandesa.

La declaración hecha pública al término del encuentro de ayer por la parte soviética menciona en cambio el deseo de que se alcancen compromisos concretos. En ese contexto, el embajador Anatoli Dobrinin se refirió a un paquete máximo y a un paquete mínimo, integrado el primero de ellos por los problemas bilaterales, "que tienen una solución relativamente sencilla", dijo, en tanto que el segundo incluiría los grandes temas internacionales que separan a las superpotencias. Dobrinin añadió que las dos partes siguen trabajando, y que es de esperar que en los tres meses que faltan para la cumbre se obtengan resultados importantes.

Confrontados con la pregunta de si la ieunión de ayer y la perspectiva de la cumbre.de diciembre implican una mejora en las relaciones entre EE UUU y la URSS, los portavoces soviéticos y norteamericanos tuvieron la misma reacción: soltaron una carcajada. "Sería totalmente engañoso concluir que hay algo nuevo", respondió a continuación el funcionario de Washington.

Las dos partes reconocieron, por otro lado, que la entrevista de Shevardnadze con Shultz no había aportado nada nuevo por lo que se refiere a los problemas de fondo entre los dos países, pero que sí había sido una buena ocasión para que estos dos interlocutores se conocieran.

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