Violencia en Suráfrica

Incapaz de imponer el orden, pese a un arsenal represivo extremadamente desarrollado, el régimen del apartheid ha seguido adelante. Al hacerlo se cierra un poco más esta espiral de violencia cuya ineficacia se ha demostrado. No puede haber solución a largo plazo en este país, donde los blancos representan un sexto de la población, si el sistema de la segregación racial, denunciado por el conjunto de la comunidad internacional, no es puesto en duda.El jefe del Estado, Pieter Botha, lo sabe bien. Ha intentado tímidamente, en los límites establecidos por una comunidad afrikaner y un...

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Incapaz de imponer el orden, pese a un arsenal represivo extremadamente desarrollado, el régimen del apartheid ha seguido adelante. Al hacerlo se cierra un poco más esta espiral de violencia cuya ineficacia se ha demostrado. No puede haber solución a largo plazo en este país, donde los blancos representan un sexto de la población, si el sistema de la segregación racial, denunciado por el conjunto de la comunidad internacional, no es puesto en duda.El jefe del Estado, Pieter Botha, lo sabe bien. Ha intentado tímidamente, en los límites establecidos por una comunidad afrikaner y un Ejército conservador, mejorar un poco el estado actual.

El recurso al estado de emergencia sanciona el fracaso de su propia política.

Hace un cuarto de siglo, en Sharpeville, el Gobierno de Pretoria instauró igualmente el estado de emergencia tratando de controlar una situación que se le escapaba. Hubo 69 muertos; o sea, muchos mártires.

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¿No ha cambiado nada? En el interior de Suráfrica las organizaciones contrarias al apartheid no habían sido nunca tan activas y los incidentes tan generalizados. Pretoria no ha estado nunca tan aislada en el plano internacional desde hace 25 años. Por primera vez, en Cradock, pequeña ciudad de la provincia de El Cabo, diplomáticos franceses, canadienses, australianos, daneses, suecos y noruegos han asistido al entierro de cuatro militantes contrarios al apartheid. ( ... )

La Embajada de Estados Unidos ha enviado un mensaje a las viudas de esos cuatro militantes asesinados reclamando sanciones contra los responsables de estos asesinatos. Estados Unidos, del que depende en gran parte la economía surafricana, no ha vuelto a enviar a Pretoria a su embajador, llamado desde el asalto surafricano a Botsuana, el 14 de junio último. Y el Congreso se ha pronunciado con sanciones económicas, lo que significa que la política de la Casa Blanca, llamada de compromiso constructivo, ha probado su ineficacia. ( ... )

, 23 de julio

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