Reportaje:

Regar con microprocesador

El sistema de riego por goteo, o localizado, desarrollado en Israel a partir de la década de los sesenta, se está extendiendo en algunas zonas de España. Es una nueva forma de cultivo que permite, utilizar aguas de menor calidad, regar con cantidades menores y extraer producciones mayores y de mejor calidad. Mediante el empleo de microprocesadores, hace posible administrar los caudales de agua necesarios, a partir de los datos pluviométricos y de evaporación. Además, los fertilizantes y los herbicidas se pueden suministrar en cantidades exactas. Se trata de un paso de gigante en la incorporaci...

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El sistema de riego por goteo, o localizado, desarrollado en Israel a partir de la década de los sesenta, se está extendiendo en algunas zonas de España. Es una nueva forma de cultivo que permite, utilizar aguas de menor calidad, regar con cantidades menores y extraer producciones mayores y de mejor calidad. Mediante el empleo de microprocesadores, hace posible administrar los caudales de agua necesarios, a partir de los datos pluviométricos y de evaporación. Además, los fertilizantes y los herbicidas se pueden suministrar en cantidades exactas. Se trata de un paso de gigante en la incorporación de las nuevas tecnologías a la agricultura.

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La técnica del riego por goteo se ha extendido espectacularmente en España durante los últimos tres años, de forma particular en zonas de gran escasez de recursos hidráulicos y fuerte evaporación. Aunque también se utiliza en otros lugares, se está empleando sobre todo en Canarias, Murcia y las provincias de Almería y Alicante.En Murcia es donde probablemente ha adquirido mayor extensión su empleo, pues se aplica en unas 20.000 hectáreas de las 180.000 que tiene en régimen de regadío.

Además, en esta región, donde tanta repercusión ha tenido la reciente sequía, el pasado año se creó un organismo denominado Mesa Regional del Agua, con el fin de coordinar programas para la incorporación de las nuevas tecnologías a la agricultura.

Según manifiesta el director regional de Planificación y Asistencia Técnica de la Consejería de Agricultura de Murcia, Antonio Gómez, esto ha permitido el trabajo conjunto entre dos organismos que antes realizaban investigaciones agrarias de forma separada.

Se trata del Centro Regional de Investigaciones Agrarias (CRIA), dependiente del Gobierno autónomo, y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y tiene sede en Murcia.

Nuevas tecnologías

A partir de esta iniciativa se está intentando extender el riego por goteo y, en general, la incorporación de las nuevas tecnologías al campo, mediante una orientación permanente a los agricultores. Éstos, muy sensibilizados por la escasez de agua, están comenzando a pasar con gran rapidez de los riegos tradicionales al riego por goteo.

A partir de la investigación común, se intenta extender la técnica desde parcelas-piloto con riego localizado o por goteo a las distintas comarcas, según indica el director del CEBAS, Antonio León.

Hasta ahora se está consiguiendo un crecimiento espectacular del empleo de esta técnica. La mayor parte de las tierras que utilizan esta técnica la incorporaron en los últimos tres años.

Llevar el agua a la raíz

El riego por goteo consiste básicamente en suministrar agua de forma localizada, muy frecuente y dosificada con exactitud, a la zona de terreno en la que están situadas las raíces de las plantas cultivadas. Para ello se utilizan unas conducciones de polietileno, de color negro humo con el fin de evitar los efectos de los rayos del sol sobre el agua, que tienen adosados unos diminutos pero complejos goteros, por los que sale el agua.

La función del gotero es básica en el sistema, pues con una presión de agua debe dejar salir la misma cantidad en todos los puntos de la red.

Hay diferentes tipos de modelo de gotero y los más avanzados tecnológicamente se fabrican en Israel, país pionero en el empleo de esta técnica. Según explica Antonio León, éste es el único elemento que nuestro país no ha conseguido aún fabricar con niveles de calidad similares a los israelíes.

Los goteros contienen en su interior diversos tipos de sistemas, según los modelos, para impedir la obturación por sales, larvas de insectos o partículas sólidas contenidas en el agua. El perfecto estado de toda la red de riego es básica para su buen funcionamiento.

Mientras que por el sistema tradicional de riego por inundación o a manta se riega espaciadamente en el tiempo y uniformemente en la parcela, el riego por goteo lleva el agua exclusivamente a una zona reducida de terreno en la que están situadas las raíces de las plantas y lo hace hasta una o dos veces al día, aunque ello depende del tipo de cultivo y de la meteorología. El resto del campo no se riega. Al no ser necesario tampoco remover la tierra, las malas hierbas desaparecen por sí solas.

Si bien en un principio las longitudes eran más reducidas, actualmente se fabrican tubos de polietileno dedicados al riego por goteo que alcanzan hasta 375 metros, con lo que se facilita la instalación del sistema. Además, es necesario contar con un pluviómetro y un evapómetro, que aportan los datos correspondientes para, en función de ello, aumentar o disminuir las cantidades de agua suministradas. Igualmente, se mide el grado de humedad de las zonas regadas con higrómetros.

La tecnología del plástico

A la vista de estos datos, se programa un microprocesador electrónico, instalado en la cabecera del sistema, junto a la conducción principal de agua y los tanques de herbicidas y fertilizantes. Este aparato es el que realmente ordena toda la circulación de la red y está dotado de sistemas de alarma para cuando falla alguno de sus elementos.

El riego por goteo", explica Antonio León, "tiene una primera etapa a partir de la II Guerra Mundial. Se empezó a utilizar en Australia y el Reino Unido con tuberías de hierro galvanizado. Lo han lanzado bastante más tarde la tecnología del plástico".

Implantación en España

"Los más importantes desarrollos iniciales", añade, "se dieron en los años sesenta en Israel. Sobre 1970 pasa a emplearse e investigarse en California, donde se le dio el impulso definitivo". En España se utiliza primero en Canarias, a partir de 1971 y 1972, "si bien a finales de la década de los setenta pasa por una Cierta recesión". En Murcia se comenzó a emplear en 1974 de forma experimental, en plantaciones de cítricos que en la actualidad han conseguido un desarrollo espectacular respecto de cultivos similares regados de forma tradicional.

A partir de 1976 se extendió la técnica y se está utilizando de modo masivo en los tres o cuatro últimos años, especialmente en los nuevos regadíos, con aguas del trasvase Tajo-Segura.

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