Bonn estudia su participación en el proyecto Eureka

El canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, anunció que su Gobierno está estudiando su participación tanto en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), conocida como guerra de las galaxias, como en el proyecto francés Eureka. Kohl rechazó que la RFA esté obligada a elegir entre la alianza con Francia o con EE UU a los efectos de la investigación en alta tecnología. En un discurso ante la Asamblea del Atlántico Norte (el Parlamento de la OTAN), reunida en Stuttgart, el canciller negó que el rechazo de Francia a la SDI haya provocado tensiones entre Bonn y París.
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El canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, anunció que su Gobierno está estudiando su participación tanto en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), conocida como guerra de las galaxias, como en el proyecto francés Eureka. Kohl rechazó que la RFA esté obligada a elegir entre la alianza con Francia o con EE UU a los efectos de la investigación en alta tecnología. En un discurso ante la Asamblea del Atlántico Norte (el Parlamento de la OTAN), reunida en Stuttgart, el canciller negó que el rechazo de Francia a la SDI haya provocado tensiones entre Bonn y París.

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"La tan citada elección dolorosa entre París y Washington no existe. Mis relaciones con el presidente François Mitterrand y nuestros contactos con Francia son estrechos y plenos de confianza", señaló Kohl. El jefe de Gobierno de la RFA considera que su país estudia su participabión en la guerra de las galaxias, pero también apoya en principio la propuesta francesa para un programa europeo de investigación de alta tecnología, denominado Eureka.Estas manifestaciones contradicen la impresión generalizada desde la cumbre de los siete países más industrializados, celebrada recientemente en Bonn, de que el apoyo de Alemania Occidental a la Iniciativa de Defensa Estratégica era ya firme y por consiguiente, también el rechazo a la propuesta francesa de programa Eureka.

Según Kohl, a la hora de decidir, su Gobierno tendrá en cuenta los intereses generales europeos y las relaciones con el bloque oriental. No obstante, no dio indicios sobre cuál podría ser la decisión final de la RFA.

Toda la reunión de Stuttgart, en la que participaron 173 parlamentarios de los países miembros de la OTAN, estuvo dedicada a la SDI. Un diputado llegó a manifestar que, "oficialmente, la cuestión a tratar era las relaciones económicas en el seno de la Alianza, pero sólo se dejó de hablar sobre la Iniciativa de la SDI en los almuerzos".

Funcionarios occidentales han manifestado en conversaciones privadas su convicción de que, en todo caso, Bonn tendrá que decidir entre un programa u otro, y esta decisión supondrá un deterioro de las relaciones con el país que propugna el programa que haya sido desechado.

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También indicaron que las relaciones entre Alernania Occidental y Francia ya se han visto afectadas por el anuncio del presidente Mitterrand sobre la ausencia de Francia en el proyecto norteamericano. Esta decisión francesa supuso un duro revés a la intención de Kohl de conseguir un apoyo común europeo a la SDI.

"La SDI es tanto una oportunidad como una aventura. No podemos predecir si va a ser una opción para evitar la guerra". En todo caso, dijo Kohl a los parlamentarios, "Europa deberá responder al reto tecnológico, político y estratégico de Estados Unidos". Según el canciller alemán occidental, la SDI es una cuestión extremadamente difícil y compleja que por su propia naturaleza genera diferentes puntos de visita al ser analizada. De ahí que considere necesario un riguroso debate para confrontar estos puntos de vista antes de llevar a cabo una acción política de consecuencias amplias y a largo plazo.

En las comisiones de trabajo de los parlamentarios de la Alianza Atlántica, reunidos durante el fin de semana en Stuttgart, surgieron muestras de escepticismo sobre la disposición norteamericana a realizar un intercambio real de tecnología con Europa, en caso de que ésta participara en el programa de la SDI. Se destacó que los contratos de armamento de la Alianza se suelen repartir en una relación de siete a uno en favor de Estados Unidos, por lo que los europeos dudan que la repartición de los contratos de la SDI fuera a ser más justa.

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