La preocupación por la subida de precios frenará en 1985 la baja de cuotas empresariales a la Seguridad Social

Las cuotas empresariales a la Seguridad Social no bajarán el próximo año, en contraste con lo ocurrido durante los últimos ejercicios, según fuentes gubernamentales. En 1986, la aportación del Estado a la Seguridad Social se elevará más de lo previsto en principio; ahora se habla de 960.000 millones de pesetas. Pero la preocupación por las subidas de precios derivadas del futuro impuesto sobre el valor añadido (IVA) frenará la continuidad de dicha política, reforzada por el Acuerdo Económico y Social (AES).En los nuevos escenarios para el próximo año, estudiados el pasado día 10 por varios...

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Las cuotas empresariales a la Seguridad Social no bajarán el próximo año, en contraste con lo ocurrido durante los últimos ejercicios, según fuentes gubernamentales. En 1986, la aportación del Estado a la Seguridad Social se elevará más de lo previsto en principio; ahora se habla de 960.000 millones de pesetas. Pero la preocupación por las subidas de precios derivadas del futuro impuesto sobre el valor añadido (IVA) frenará la continuidad de dicha política, reforzada por el Acuerdo Económico y Social (AES).En los nuevos escenarios para el próximo año, estudiados el pasado día 10 por varios ministros en presencia del presidente del Gobierno, Felipe González, aparece como tipo de cotización conjunto de empresas y trabajadores el 28,8%, el vigente durante 1985. Si los Presupuestos del Estado la recogen finalmente, congelarían la tendencia a la reducción de los últimos años. Desde 1982, los tipos de las empresas han bajado del 27,2% al 24% y los de los trabajadores se han mantenido en el 4,8%.

Según las fuentes consultadas, los tipos de cotización podrán bajar de nuevo después de 1986, cuando el IVA haya pasado su primer año de rodaje y permita destinar parte de su aumento de recaudación a financiar la Seguridad Social. Esto es lo pedido por la patronal CEOE, la última vez en una carta a Felipe González con fecha 22 de abril pasado. Pero el Gobierno, además de preferir bajas de cuotas no generales, sino finalistas (para la contratación de jóvenes, por ejemplo), teme que elevar los tipos del IVA y aumentar la aportación del Estado provoque fuertes subidas en el índice de precios.

Al aprobar el proyecto de IVA que mañana empezarán a discutir las Cortes, el Ejecutivo ha estimado que, cada aumento de un punto en el tipo ordinario (12%), permitiría reducir en 0,27 puntos la carga de las cotizaciones sobre el valor añadido en la producción, (PIB). Sin embargo, generaría una subida adicional del 0,75% en el índice de precios al consumo. Éste ya crecerá del 1,5% al 2% incluso si en 1986 el IVA iguala la recaudación de los impuestos que sustituye (1,6 billones de pesetas).

El informe añade que, si se de sea duplicar "la participación del Estado en el total de gastos de la Seguridad Social (es decir, pasar del 23% previsto para 1986 al 46%), el tipo ordinario del IVA debería aumentar hasta el 23%. Y teniendo en cuenta que, a medida que se incrementan los tipos impositivos disminuye el grado de cumplimiento de los sujetos pasivos, los tipos impositivos deberán aumentar aún en mayor medida". Como cada punto por encima del 12% elevaría los precios un 0,75%, la operación costaría casi un 10% de inflación adicional.

Sin embargo, fuentes empresariales han señalado que el Gobierno se comprometió en el AES a bajar las cuotas de las empresas. La CEOE quiere aprovechar la implantación del IVA porque es el único impuesto que permite la desgravación en frontera, mientras las cotizaciones de las empresas no pueden ser devueltas al exportar, lo que resta competitividad a los productos españoles.

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