El hombre de las cien caras

Fernando Fernán-Gómez tiene un tan difícil equilibrio en la composición de sus personajes, una riqueza y gestos, actitudes y miradas, que sus trabajos crecen cuando se contemplan de nuevo. Difícil es encontrar en sus más de 100 papeles en el cine el que no adquiera una vida densa, sugerente y, con frecuencia, fascinante, capaz de convencer por encima del tiempo y de las modas. En Fernán-Gómez se da el doble juego del hombre y el cómico, del actor y de quien le contempla, del farsante y el honesto.En sus trabajos hay una sólida reflexión que no impide dejar luego en libertad un alegre instinto....

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Fernando Fernán-Gómez tiene un tan difícil equilibrio en la composición de sus personajes, una riqueza y gestos, actitudes y miradas, que sus trabajos crecen cuando se contemplan de nuevo. Difícil es encontrar en sus más de 100 papeles en el cine el que no adquiera una vida densa, sugerente y, con frecuencia, fascinante, capaz de convencer por encima del tiempo y de las modas. En Fernán-Gómez se da el doble juego del hombre y el cómico, del actor y de quien le contempla, del farsante y el honesto.En sus trabajos hay una sólida reflexión que no impide dejar luego en libertad un alegre instinto. Así ha compuesto su Stico, ese lúcido perdedor en su lucha contra el mundo, que opta por la esclavitud como derecho elemental a la vida: queriéndole con cierta ironía.

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Los años han transformado su pintoresco rostro adolescente en una expresión serena, fuerte y quizá herida, que da eco a sus matices. Tras lo que el guión le marca, Fernán-Gómez enriquece sus tipos. Ocurría al principio de su carrera, cuando prestaba su imposible aspecto de galán a comedietas de tres al cuarto; ocurrió en los años sucesivos, cuando alternó el cine más exigente, incluso realizado por él mismo, con las facilonas historias de consumo. Pasa ahora mismo con su Stico, complejo e insólito personaje que se duele de la falta de libertad incluso para dejar de ser libre. No cabe más razón que el talento para trayectoria tan variopinta y admirable.

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