Bernard Henri Levy considera que la literatura permite un mejor tratamiento del mal

Conocido como "nuevo filósofo francés", Bernard Henri Levy se plantó en las letras francesas con una novela, El diablo en la cabeza, aparecida tras el verano, con la que consiguió el Premio Medici. Un salto, el de la filosofía a la narrativa, que el autor justifica porque "quería abordar el problema del mal y la literatura permite un mejor tratamiento, al tener una mayor familiaridad con él y serie más próxima". Insiste en que no es un texto teórico sino una novela, cuyo protagonista, Benjamin C., es el símbolo de una generación, la suya, "que ha perdido su nombre, su identidad y se ha visto p...

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Conocido como "nuevo filósofo francés", Bernard Henri Levy se plantó en las letras francesas con una novela, El diablo en la cabeza, aparecida tras el verano, con la que consiguió el Premio Medici. Un salto, el de la filosofía a la narrativa, que el autor justifica porque "quería abordar el problema del mal y la literatura permite un mejor tratamiento, al tener una mayor familiaridad con él y serie más próxima". Insiste en que no es un texto teórico sino una novela, cuyo protagonista, Benjamin C., es el símbolo de una generación, la suya, "que ha perdido su nombre, su identidad y se ha visto privada de memoria".

Ha viajado a Barcelona en visita privada, lo que no ha impedido que sea localizado por diversos medios, incluida una agencia fotográfica de prensa para la que ha posado con parsimonia, sabiendo que la imagen también vende. Cuando habla, cuando mira a la cámara, cuando sorbe té de una taza blanca meditando una respuesta, Henri Levy se sabe medio para la difusión de sus libros, lo que, en última instancia es la difusión de sus ideas. Las mismas, más o menos, que aparecen en la obra filosófica que provocó no pocas polémicas sobre la existencia o no de una nueva filosofía, además, francesa, hace ya años. Ahora, Henri Levy prefiere hablar de literatura. No ha abandonado la filosofía, pero su último éxito ha sido una novela, escrita porque le permitía, según afirma, un mejor tratamiento del tema del mal."No hay grandes escritores en la literatura de este siglo que no prueben que el mal es la gran cuestión literaria", afirma Bernard Henri Levy, "Faulkner, Proust, donde el mal se llama vicio, Sade, Kafka, Solyenitsin. La literatura es la mejor forma de tratar el mal, no el metafisico, sino el mal concreto, que es lo que me interesa. Permite un tratamiento más fino y sutil". Y pensado y hecho, Henri Levy se puso a escribir una novela en la que el mal es el protagonista, encarnado en los personajes. "Los personajes", explica, Oencarnan la insistencia y la perennidad del mal. En mi novela no hay un héroe positivo. Todos los personajes son equívocos. Están en la intersección de una fuerzas mortíferas, demoniacas, incluso bárbaras, que sacuden el siglo XX".

La novela narra la historia de un muchacho cuyo padre, tras colaborar en la II Guerra Mundial con los nazis, es fusilado. La madre, admiradora profunda de Benjamín Constand, de donde el nombre del protagonista, se casa con otro hombre que resultará ser el delator del padre de Benjamin C. Éste es educado para ser un rebelde, llegar a mayo de 1968 siendo maoísta y descubrir el engaño de los sueños utópicos, lo que le lleva a refugiarse en la vio en Jerusalen en la fe de sus antepasados.

El personaje principal recuerda, parcialmente, al propio autor, pero él afirma que en la novela no hay elementos autobiográficos. Que ha pretendido hacer una obra que dé "la espalda a la novela narcisista y egótica de Stendlial; he querido escribir una novela más amplia, más tentacular, más cosmopolita y más aventurera. Creo que la novela francesa, a menudo, se ha replegado sobre sí misma y se ha repetido indefinidamente".

Sueños de liberación

Para Henri Levy, la novela muestra que el mal está en la dialéctica que surge de los sueños de liberación: "Está en que hombres de nuestra generación trabajen para su propia infelicidad creyendo hacerlo para la felicidad. En este sentido mi libro es un libro sobre el fascismo".El fascismo es, para Henri Levy, algo muy peculiar: "El fenóm eno religioso del siglo XX es el fascismo, el terrorismo. Asistimos a una terrible guerra de religión en la que se enfrenta la religión tradicional con otra nueva. El hombre se vuelca en la búsqueda de esa nueva religión, la religión de la violencia, del pueblo, del proletariado, del viva la muerte. Al final, ante el fracaso de su propia vida, el trayecto no puede ser más que el volver al viejo sistema religioso".

El paso por la literatura no parece haber dejado en Henri Levy nuevas ansias de creación, pese al premio, pese a haber figurado en los primeros puestos de venta en Francia y a haberse vendido los derechos de autor en otros países, como España, donde la traducción está en marcha y la publicación anunciada para dentro de un par de meses. Piensa seguir escribiendo literatura, pero sin prisas. De momento prepara otro libro, "un ensayo filosófico" cuyo tema, afirma, "es secreto, un gran secreto".

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