Sistemas defensivos de vanguardia/ 1

Los problemas con España

Los dos contenciosos más graves que han enfrentado a España y Estados Unidos en el mercado de armamentos y de las nuevas tecnologías han sido protagonizados por el grupo electrónico Piher y por el avión Aviocar, fabricado por Construcciones Aeronáuticas, SA.El Pentágono ha acusado en varias ocasiones a Piher, una de las firmas más importantes del sector de la microelectrónica española, de poner en peligro sus intereses estratégicos por vender a Cuba y a Irán tecnología de punta de origen norteamericano. Este tipo de transferencias es controlado por el Cocom (organización de los países occident...

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Los dos contenciosos más graves que han enfrentado a España y Estados Unidos en el mercado de armamentos y de las nuevas tecnologías han sido protagonizados por el grupo electrónico Piher y por el avión Aviocar, fabricado por Construcciones Aeronáuticas, SA.El Pentágono ha acusado en varias ocasiones a Piher, una de las firmas más importantes del sector de la microelectrónica española, de poner en peligro sus intereses estratégicos por vender a Cuba y a Irán tecnología de punta de origen norteamericano. Este tipo de transferencias es controlado por el Cocom (organización de los países occidentales que vela para evitar la venta de alta tecnología con potencial aplicación militar a los países del Este), entidad a la que no pertenece España. "Creo que España debería sumarse al Cocom, y eso han prometido las autoridades españolas", señala una alta fuente del Pentágono. "Esta organización aumentaría su eficacia con la adhesión de países como España", añade el mismo informante.

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El caso del avión ligero de carga Aviocar tuvo mayor relevancia por las implicaciones político-económicas de la operación. España pretendía lograr con la venta de 18 de estos aparatos a EE UU por unos 16.000 millones de pesetas una mínima, pero importante por lo significativa, compensación por la compra de los 72 cazas F-18A del programa FACA, que supusieron un desembolso de unos 300.000 millones de pesetas. El concurso convocado al efecto para adquirir tal tipo de aparato se decantó a favor del Sherpa británico "por razones técnicas, porque era mejor que el Aviocar, y no por razones políticas", según otra fuente del Pentágono.

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