La sesión del 17 de septiembre crucial para las negociaciones hispano-comunitarias

No cabe esperar acuerdos definitivos -aunque sí quizá preacuerdos sectoriales- en las sesiones de negociaciones ministeriales hispano-comunitarias del 24 de julio ni del 3 de septiembre, manifestó ayer en Bruselas Manuel Marín, secretario de Estado por las relaciones con la CEE, para quien la sesión crucial será la del 17 de septiembre.

La negociación ha entrado ahora en una extraña mecánica en la que predomina el hermetismo informativo por parte española.Ayer concluyeron dos días de sesiones técnicas entre una delegación española compuesta por 25 personas, la Comisión Europea y la pres...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No cabe esperar acuerdos definitivos -aunque sí quizá preacuerdos sectoriales- en las sesiones de negociaciones ministeriales hispano-comunitarias del 24 de julio ni del 3 de septiembre, manifestó ayer en Bruselas Manuel Marín, secretario de Estado por las relaciones con la CEE, para quien la sesión crucial será la del 17 de septiembre.

La negociación ha entrado ahora en una extraña mecánica en la que predomina el hermetismo informativo por parte española.Ayer concluyeron dos días de sesiones técnicas entre una delegación española compuesta por 25 personas, la Comisión Europea y la presidencia irlandesa de la CEE. ¿Avances? Marín no quiso decir cuáles. Pero al menos se habla ahora de cosas y productos concretos tanto en el sector industrial como en el agrícola.

Por parte comunitaria, sin embargo, según fuentes fidedignas, aún hay resistencias a hacer concesiones, ya sea en desarme arancelario industrial, ya sea en los productos agrícolas continentales de la Comunidad, contra cuya competencia quiere protegerse España. Marín juzgó estas reuniones "útiles, pero no decisivas" de las que salieron conclusiones escritas que no fueron reveladas.

Marín, inspirado por uno de los siete magníficos -éstos son los siete directores generales de diversos ministerios que llevan sobre sus espaldas el núcleo de la negociación-, comentó que "un movimiento de un peón vale para cuatro jugadas". En este ambiente ajedrecista, España sigue planteando la globalidad de los temas pendientes, avanzando en todos los frentes a la vez, "de modo que se pueda llegar a un acuerdo decoroso para todas las partes".

Por parte comunitaria se dice esquemáticamente que la negociación de adhesión consiste en cambiar coches europeos por naranjas españolas (o por la no entrada de mantequilla comunitaria en España), y más cínica pero realistamente, que "la negociación es la adaptación económica al acuerdo comercial entre España y la CEE de 1970".

A punto para firmar la adhesión

Ya en 1983, Gaston Thorn, presidente de la Comisión Europea, señalaba que "la negociación con España se hará en el último cuarto de hora" con los temas centrales sobre la mesa. Ayer, uno de los siete directores generales reconocía que en dos horas podría redactar ya el tratado de adhesión tal y como va a quedar al final de la negociación.El 24 de julio, según Marín, "España intentará escaparse del sistema de declaraciones y contradeclaraciones formales que llevan a posturas maximalistas". España, sin embargo, "sí dará una respuesta" en los temas industrial y agrícola. A este respecto, Francia quiere provocar el lunes una discusión entre los ministros de Asuntos Exteriores de los diez sobre el vino, ya que ayer, en Bruselas, los titulares de Agricultura no avanzaron gran cosa. No se excluye que el martes España negocie los flecos del capítulo de asuntos sociales y el conjunto del institucional.

El ministro de Asuntos Exteriores irlandés y presidente del Consejo de Ministros de la CEE, Peter Barry, visitará Madrid el viernes para discutir, entre otros temas, si el 16 de agosto se repite en Bruselas la operación de estos dos últimos días de los siete magníficos.

Archivado En