Decisivo Consejo Europeo

La 'cumbre' de la CEE se abre hoy en Fontainebleau con un moderado optimismo, a pesar del 'problema británico'

Los jefes de Estado o de Gobierno de los 10 países de la Comunidad Económica Europea (CEE) se reúnen hoy y mañana en el castillo de Fontainebleau, al sur de París, en una reunión que se considera fundamental para el futuro del Mercado Común. En el encuentro en la cumbre se abordará una amplia agenda dominada por el contencioso británico respecto a su contribución al presupuesto comunitario. ¿Conjeturas? Todas las que se quiera, si bien el agrio pesimismo parece haber dado paso en los últimos días a un optimismo moderado que se extiende a las posibilidades de que se dé un nuevo paso hacia la am...

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Los jefes de Estado o de Gobierno de los 10 países de la Comunidad Económica Europea (CEE) se reúnen hoy y mañana en el castillo de Fontainebleau, al sur de París, en una reunión que se considera fundamental para el futuro del Mercado Común. En el encuentro en la cumbre se abordará una amplia agenda dominada por el contencioso británico respecto a su contribución al presupuesto comunitario. ¿Conjeturas? Todas las que se quiera, si bien el agrio pesimismo parece haber dado paso en los últimos días a un optimismo moderado que se extiende a las posibilidades de que se dé un nuevo paso hacia la ampliación de la Comunidad, con el ingreso en la misma de España y Portugal.No hay duda, como lo ha indicado Gaston Thorn, presidente de la Comisión Europea (equivalente al Consejo de Ministros comunitario), de que hay que resolver el contencioso presupuestario y barrer del camino las escorias del pasado que han paralizado a la CEE desde 1979. A pesar de una aparente despreocupación francesa, se aprecia una cierta flexibilidad generalizada y un nuevo discurso moderadamente europeísta que llega desde Londres.

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Mitterrand se ha guardado de enseñar sus cartas en público y no entregará hasta hoy el proyecto de comunicado final. Pero, en su carga a los dirigentes de los otros nueve países miembros, el catálogo de preocupaciones comenzaba por la cuestión británica, y se señalaba que se examinará a la vez el agujero de 350.000 millones de pesetas que tiene ahora el presupuesto, que ha alcanzado el techo de fondos disponibles.

Un fracaso llevaría a la CEE a la crisis financiera. Se pueden prever soluciones que no impliquen el acuerdo británico, pero casi todas suponen la renacionalización de la política agrícola común, que no se puede descartar, pues permitiría, en caso de apuro, que la CEE siguiera funcionando.

El discurso de Thatcher en los últimos años podría ser una de las explicaciones para el hecho de que dos de cada tres británicos se abstuvieron en las últimas elecciones al Parlamento Europeo de Estrasburgo. Las fórmulas propuestas -hablando en cifras para solucionar la cuestión británica no están muy alejadas. La gran cuestión es quién dará el primer paso y cuál será su alcance.

¿Están dispuestos los otros nueve a una nueva confrontación con Margaret Thatcher que abriría una crisis política mayúscula en la CEE? Tendrían que estar muy unidos para ello.

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Los resultados de las elecciones europeas no han facilitado las cosas. Como tampoco las facilitará la demanda del canciller alemán, Helmut Kohl, de ampliar y adelantar una subvención indirecta a sus agricultores. Este problema acarrea el riesgo de volver a abrir el paquete agrícola decidido por los diez en marzo. Por su parte, la Comisión Europea no se conforma con el aumento de recursos propios de la CEE que se planteó y se decidió de hecho en la última cumbre.

El punto en el que Mitterrand el Europeo pone más énfasis es el del reforzamiento de la Unión Europea. Es aquí donde Francia puede pillar al Reino Unido, forzándole a definirse, aunque no se haya resuelto su contencioso. Mitterrand se propone volver al voto por mayoría -y no a la práctica del veto que impone la regla de la unanimidad-, discutir el proyecto de Tratado de Unión Europeo aprobado por el Partamento Europeo saliente y crear un Secretariado permanente para la cooperación política. La cumbre tiene además que decidir qué hacer con la actual Comisión Europea y designar un nuevo presidente para esta institución, ya que el luxemburgués Gaston Thorn, si no se prorroga su mandato, dejará el cargo en diciembre. Se trata también de decidir el número de comisarios tras la eventual entrada en la Comunidad de España y Portugal.

El ingreso español

No es probable que la cumbre discuta ampliamente sobre el ingreso de España y Portugal, aunque es probable que -si resuelven otros temas pendientes, y especialmente el británico y el del aumento de los recursos propios- recójan con claridad los principios y la fecha de la ampliación. Después de todo, el acuerdo entre España y la presidencia francesa de la CEE, el pasado martes en Luxemburgo, estaba ligado a que la cumbre pudiera pronunciarse ya de modo claro y abierto sobre el ingreso español y portugués. En el texto, España hizo muchas concesiones y la presidencia reconocía que "los principios de equilibrio, progresividad y reciprocidad deben guiar la negociación". Según la parte española, el ministro francés para Asuntos Europeos, Roland Dumas, aseguró que el largo texto acordado serviría de base para una declaración en Fontainebleau, donde el propio Dumas aseguró ayer a EL PAÍS: "La ampliación de la Comunidad, con el consiguiente ingreso en la misma de España y Portugal, está íntimamente ligada a la solución del contencioso presupuestario que mantienen el Reino Unido y los demás países miembros".

Mitterrand se propone, aparte de resolver la cuestión británica, y con las instituciones como punto central, organizar las discusiones en grandes bloques, comenzando por la cooperación política: relaciones Este-Oeste (acaba de regresar de Moscú), desarme, ayuda al Tercer Mundo (incluyendo el tratamiento de la deuda), Oriente Próximo y América Latina.

Para relanzar la Comunidad, el actual presidente quiere una discusión -y decisiones- sobre las políticas existentes y las nuevas políticas comunitarias: el miedio ambiente, el espacio social europeo (en base a una declaración de la Comisión sobre la situación económica y social en la CEE), la creación de una política cultural y la investigación en las tecnologías punta en la CEE.

Corrio tercer bloque, bajo la rúbrica de La Europa de los ciudadanos, Mitterrand propone abordar medidas para conseguir un auténtico mercado interior en la CEE: libertad de circulación de personas, bienes y servicios, equivalencia de los diplomas y algunas iniciativas estimulantes que guarda en su cartera.

Posteriormente, se debatirá la renovación de la Convención de Lomé entre la CEE y 72 países del Tercer Mundo, prevista para el otoño. De algo no hay duda: Mitterrand necesita un éxito. Pues su proyecto de Conferencia a nueve, a seis o a cuatro ha quedado en el aire por el momento.

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