El paso del novillo al toro

Luis Miguel Campano tomó la alternativa el pasado jueves en Las Ventas y fracasó con los nobles y encastados toros de Bohórquez. Quizá podría descalificársele como matador por algunas razones, pero no por ese fracaso. Lo más normal es que los nuevos matadores no se acoplen con el toro íntegro el día de la alternativa y todo el resto de la temporada, porque notan mucha diferencia con el novillo.Hace años, los novillos eran de "desecho de tienta defectuosos", podían tener cuatro años y no se les limitaba el peso. Los toreros que habían adquirido oficio con esas reses (que en la práctica eran tor...

Luis Miguel Campano tomó la alternativa el pasado jueves en Las Ventas y fracasó con los nobles y encastados toros de Bohórquez. Quizá podría descalificársele como matador por algunas razones, pero no por ese fracaso. Lo más normal es que los nuevos matadores no se acoplen con el toro íntegro el día de la alternativa y todo el resto de la temporada, porque notan mucha diferencia con el novillo.Hace años, los novillos eran de "desecho de tienta defectuosos", podían tener cuatro años y no se les limitaba el peso. Los toreros que habían adquirido oficio con esas reses (que en la práctica eran toros), cuando tomaban la alternativa no apreciaban ninguna diferencia y, si acaso, era a mejor. Ahora, en cambio, el reglamento impone que el novillo tenga menos de cuatro años y señala un límite máximo de peso, y los novilleros adquieren práctica con este tipo de ganado, que es muy distinto del cuatreño -y no digamos cinqueño- en cuanto a poder, sentido, temperamento e incluso vivacidad de la embestida.

La reforma del reglamento es importante en esta cuestión (como en otras), y mientras no se haga, público y empresas deberían tener paciencia con las nuevas promociones de matadores, los cuales han de emprender, a partir de la alternativa, un segundo aprendizaje, bastante más duro que el primero.