Un médico de Logroño, condenado por la muerte de dos recién nacidas

El director de la clínica privada El Carmen, de Calahorra (La Rioja), el ginecólogo Vitorino Imaz, ha sido condenado a pagar una indemnización de tres millones de pesetas a los padres de dos niñas gemelas fallecidas hace algo más de un año, a causa de un accidente de la incubadora en la que se encontraban. La sentencia declara al director del centro responsable de una falta de imprudencia por omisión de su deber respecto al cuidado del material a su cargo. Asimismo, como responsabilidad penal, le impone una multa de 15.000 pesetas, reprensión privada y pago de las costas del juicio.El pasado 1...

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El director de la clínica privada El Carmen, de Calahorra (La Rioja), el ginecólogo Vitorino Imaz, ha sido condenado a pagar una indemnización de tres millones de pesetas a los padres de dos niñas gemelas fallecidas hace algo más de un año, a causa de un accidente de la incubadora en la que se encontraban. La sentencia declara al director del centro responsable de una falta de imprudencia por omisión de su deber respecto al cuidado del material a su cargo. Asimismo, como responsabilidad penal, le impone una multa de 15.000 pesetas, reprensión privada y pago de las costas del juicio.El pasado 16 de febrero de 1983, María Teresa Chocarro dio a luz dos niñas prematuras en la clínica El Carmen, con un peso de dos kilos y 1,900 respectivamente, que fueron trasladadas a la incubadura del centro. 28 horas después de nacer fueron visitadas por el pediatra, quien consideró que las niñas presentaban un buen estado general, a pesar de haberse tratado de un parto podálico (de nalgas), gemelar y prematuro, atendido solamente por una comadrona.

Poco después se produjo un cortocircuito en la incubadora, en un momento en el que no estaba la enfermera en la sala de nidos. No funcionó ninguna de las dos alarmas y cuando se dieron cuenta del accidente, las dos niñas fueron sacadas con quemaduras y síntomas de asfixia por el aire tóxico que habían inhalado en el interior de la incubadora, que estaba comunicada con el sistema eléctrico incendiado como consecuencia del cortocircuito.

Las dos gemelas murieron unos días después en la residencia de Logroño, y el padre presentó una denuncla contra la clínica en el juzgado de instrucción de Calahorra.

El sumario instruido dictaminó que la muerte de las gemelas se trataba de una imprudencia simple, en contra de la acusación particular de los padres, que pretendían fuera calificado como un delito de imprudencia temieraria.

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