Crítica:CINE

Rutina melodramática

Cuando se presentó en el último festival de Cannes, la película Tender mercies, de Bruce Beresford, dejó perpleja a buena parte de la crítica, ignorante de cuanto pudiera justificar la inclusión de ese filme en una competición tan exigente. Quizá sólo fuera un síntoma del espaldarazo de la industria norteamericana al joven cine australiano, con el que coquetea progresivamente, apoyándose en este caso en el buen nombre que conquistó Bruce Beresford con su película Breaker Morant, no estrenada en España, pero acaparadora de éxitos en otros países. Que ésta fuera su primera película...

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Cuando se presentó en el último festival de Cannes, la película Tender mercies, de Bruce Beresford, dejó perpleja a buena parte de la crítica, ignorante de cuanto pudiera justificar la inclusión de ese filme en una competición tan exigente. Quizá sólo fuera un síntoma del espaldarazo de la industria norteamericana al joven cine australiano, con el que coquetea progresivamente, apoyándose en este caso en el buen nombre que conquistó Bruce Beresford con su película Breaker Morant, no estrenada en España, pero acaparadora de éxitos en otros países. Que ésta fuera su primera película norteamericana podía ser una noticia, pero lo cierto es que interesó a muy pocos, aunque todos aplaudieran el trabajo de interpretación de Robert Duvall.Ahora, Tender mercies aparece citada en las clasificaciones finales para los próximos oscars, entre otros filmes de media similar. O los oscars rebajan también su nivel de exigencia o estamos ante un espejismo colectivo, en Cannes o en la Academia de Hollywood.

Tender mercies

Director. Bruce Beresford. Guión: Horton Foote. Música: George Dreyfus. Fotografía: Russell Stewart Boyd. Intérpretes: Robert Duvall, Tess Harper, Allan Hubbard, Betty Buckley.Melodrama. Norteamericana, 1983. Locales de estreno: Proyecciones, Richmond, Alexandra.

El filme tiene escasas ambiciones, pero no por ello es ameno. Su proyecto es el de plasmar el carácter de un cantante de folk a quien su historia privada ha sumido en la soledad, pero que logra recuperarse por el amor de una mujer. Canta, compone y recuerda, rodeado de esa nueva esposa y de su rubio hijito, enfrentándose por unos momentos al pasado que le visita y le perturba, hasta que logra enterrarlo.

Sin duda, Robert Duvall, uno de los mejores actores del momento, da vida a ese personaje con suficiente inteligencia como para enriquecerlo y tratar de ampliar la simple anécdota del guión.

Y es cierto también que ese raro tratamiento del director australiano a los paisajes de Texas tiene un aire sutilmente distinto al que nos acostumbraron los westerns que puede sorprender. Nada de todo ello está mal, ciertamente, pero todo da lo mismo. O puede darlo.

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