Crítica:'HAMLET'

Fugacidad

El grupo ITD, de Zagreb, presenta al Festival Internacional de Teatro un brevísimo espectáculo de unas marionetas muy especiales: piernas, manos y, naturalmente, voz son de actores vestidos como médicos de quirófano y sentados en unos caballetes con ruedas para reducir su estatura; se superpone la máscara y el vestido del muñeco. Se parecen un poco a Mortadelo, y representan un Hamlet de tebeo, reducido a una colección de viñetas.

Cuando el público aplaude al final de estos 35 minutos hacen una nueva versión en 45 segundos... La versión es de Tom Stoppard, escritor británico cont...

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El grupo ITD, de Zagreb, presenta al Festival Internacional de Teatro un brevísimo espectáculo de unas marionetas muy especiales: piernas, manos y, naturalmente, voz son de actores vestidos como médicos de quirófano y sentados en unos caballetes con ruedas para reducir su estatura; se superpone la máscara y el vestido del muñeco. Se parecen un poco a Mortadelo, y representan un Hamlet de tebeo, reducido a una colección de viñetas.

Ironías del texto

Hamlet

De Shakespeare, versión Tom Stoppard. Grupo ITD, de Zagreb.Puesta en escena, escenografía, vestuario y marionetas: Zlatko Bourek. Estreno: Sala Olimpia (4º Festival Internacional de Teatro de Madrid), 27 de marzo de 1984.

Cuando el público aplaude al final de estos 35 minutos hacen una nueva versión en 45 segundos... La versión es de Tom Stoppard, escritor británico contemporáneo, inquieto por Shakespeare, autor de Rosencrantz y Guildenstern han muerto, donde los protagonistas son dos personajes incidentales de Hamlet (y también, de Enter afree man, de Jumpers y de Travesties, representadas en el teatro Nacional de Londres).Si hay alguna finura, algún humor o alguna ironía en el texto, como parece deducirse de la acción y del nombre del autor, es algo que se escapa por la barrera del idioma de los actores yugeslavos; alguna frase en español, alguna en inglés ayudan a situar la acción, y los personajes están numerados para que se les pueda identificar. Se requiere, por tanto, la colaboración mental del espectador y su conocimiento de Hamlet para completar la representación.

Zlatko Bourek, conocido (en Yugoslavia) por su trabajo en el cine de animación, ha trasladado al teatro su técnica: da a los muñecos esa divertida torpeza de movimiento como descompuesto, esa capacidad de expresión característica de las articulaciones limitadas.

Es un espectáculo grato e interesante. De todas formas, parece insuficiente, y no sólo por su duración (es patente que no podría durar más sin cansar), sino por su propia entidad, para constituir un espectáculo completo. No pasa de complemento.

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