Murió Sam Jaffe, un inolvidable actor secundario norteamericano

El actor norteamericano Sam Jaffe murió ayer en Los Ángeles (Estados Unidos). Tenía 93 años. Era un actor menudo, cuyo rostro pudo hacerse inolvidable en muchos filmes, pero a quien pocos identificaban con su nombre: es el destino de la mayor parte de los actores secundarios.Pero aunque sólo fuera por su trabajo en La jungla de asfalto (1950), de John Huston, donde interpretaba al cerebral y despiadado Herr Doctor Riedenachneider, el actor Sam Jaffe se hubiera convertido en un auténtico monstruo de la interpretación. Quienes no conozcan la versión original de la película, relacionarán a...

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El actor norteamericano Sam Jaffe murió ayer en Los Ángeles (Estados Unidos). Tenía 93 años. Era un actor menudo, cuyo rostro pudo hacerse inolvidable en muchos filmes, pero a quien pocos identificaban con su nombre: es el destino de la mayor parte de los actores secundarios.Pero aunque sólo fuera por su trabajo en La jungla de asfalto (1950), de John Huston, donde interpretaba al cerebral y despiadado Herr Doctor Riedenachneider, el actor Sam Jaffe se hubiera convertido en un auténtico monstruo de la interpretación. Quienes no conozcan la versión original de la película, relacionarán al actor con su doblaje, que le otorgó un acento peculiar, intransferible.

Por este trabajo, Sam Jaffe obtuvo el premio de interpretación en el festival de Venecia, y fue seleccionado para el Óscar al mejor actor secundario de aquel año, que no obtuvo. Muy recientemente tuvimos ocasión de ver a Sam Jaffe en Horizontes perdidos (1937) de Frank Capra, que emitió Televisión Española. Interpretaba allí al viejo lama, de canosos pelos y cara arrugada, que se cubría con una distinguida toga. También aparecía Sam Jaffe encarnando al mítico Gunga Din, en la película del mismo nombre, de 1939, y en Benhur (1959), donde interpretó el personaje de Simónides.

Jaffe había abandonado su carrera de profesor para aventurarse en el mundo del teatro de donde, con éxito, fue catapultado al cine en 1934. Ya en su primera interpretación para la pantalla desarrolló esa rara mezcla de desvalimiento y crueldad con que solía enriquecer todos sus personajes. En Capricho imperial de Josef Von Sternberg dio vida al débil y perverso Gran Duque contra el que se rebelaba Catalina II, en versión de Marlene Dietrich. Aquel personaje, que Jaffe dio desde el expresionismo, es aún hoy un ejemplo de sensibilidad de la protagonista.

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