La feria internacional del arte

'El vídeo como arte', confusión e impronsación

Una sorprendente confusión sobre la naturaleza del medio y la improvisación del programa carácterizan las actividades cultuales que Arco 84 dedica al vídeo.La confusión nace, tal vez, de ese vínculo histórico entre vídeo y arte, hasta el punto de que el circuito de difusión de este medio sigue siendo, preferentemente, el de museos y galerías. La confusión de los responsables de Arco 84 es, sin embargo, más primitiva, y se debe quizás, a la suposición de que es vídeo todo aquello que puede reproducirse en un monitor.

Si se da por válido este rasgo específico, en cuanto lenguaje y medio d...

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Una sorprendente confusión sobre la naturaleza del medio y la improvisación del programa carácterizan las actividades cultuales que Arco 84 dedica al vídeo.La confusión nace, tal vez, de ese vínculo histórico entre vídeo y arte, hasta el punto de que el circuito de difusión de este medio sigue siendo, preferentemente, el de museos y galerías. La confusión de los responsables de Arco 84 es, sin embargo, más primitiva, y se debe quizás, a la suposición de que es vídeo todo aquello que puede reproducirse en un monitor.

Si se da por válido este rasgo específico, en cuanto lenguaje y medio de creación y comunicación, entonces pueden cometerse errores de bulto. Así, el pasado viernes, día de la inauguración al público, se exhibió fuera de programa una cinta brasileña sobre los trabajos escultóricos de Kracjberg. Aquella cinta no era una obra en vídeo, sino una breve película de cine que había sido transferida horas antes a soporte vídeo mediante el telecine. Un documental que cinematográficamente adolecía de un lenguaje elemental, pretendió pasarse como una obra original en vídeo, medio del que no utilizaba ninguno de sus recursos.

La confusión alcanzó proporciones de mayor osadía al presentar, como reza en el programa, bajo el apartado Vídeo español, unas cintas sobre las obras de Antonio Posada, Emiliano Ramos y M. Mansanet el citado día inaugural. Estas cintas, realizadas en parte por los propios artistas, no son más que un catálogo de sus obras pictóricas, donde la cámara de vídeo se pasea en panorámicas verticales y horizontales y movimientos de zoom. Arco, de esta forma, pretendió pasar por obra de creación en vídeo lo que era un repertorio documental, un vídeocatálogo.

Su lugar de exhibición hubiera sido la caseta de su galería, a menos que los organizadores supongan que la reproducción de una obra de arte, por cualquier procedimiento técnico que se efectúe, tiene los mismos valores estéticos que la materia reproducida.

Tampoco eran obras de creación en vídeo las cintas del segundo pase de la sesión inaugural, por ser meros trabajos sobre la producción artística de Consuelo Gómez, R. Juan y L. Claramunt.

Al margen de estas consideraciones hubo sustanciales modificaciones del programa. Las cintas tituladas Artistas de la ciudad de Stuttgart fueron sustituidas el viernes por una obra realizada en la República Federal de Alemania (RFA) y Estados Unidos por el catalán José Montes-Baquer: Prometheus, cinta que, a su vez, sustituía a Meteorit. Prometheus es un viejo ejercicio amanerado de efectos de chroma y sobreimpresiones.

Falló la anunciada exhibición de Stations, del norteamericano Robert Wilson, de quien además se había dicho que participaría en una mesa redonda sobre el vídeo, que tampoco se celebró, ni se proyectó Just le temps, de Robert Cahen.

Así, pues, con muy pocas excepciones, estas actividades no han podido dar a conocer las actuales tendencias internacionales; ni siquiera han ofrecido un panorama elemental del vídeo español.

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