El presupuesto se acerca ya al 1% exigible a los países desarrollados

El incremento del gasto del Estado en cultura y la consolidación de la estructura descentralizada y autonómica son los hechos más notables del año de gestión socialista. Además, la aparición en puestos clave de personalidades del mundo intelectual del antifranquismo, la incorporación de artistas de primera fila en tareas públicas, la presencia del cine español en el extranjero y una política de gestos como el acceso gratuito a los museos o los homenajes a las figuras vivas del pasado determinan las líneas destacadas de la gestión del equipo de Javier Solana durante este año.

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El incremento del gasto del Estado en cultura y la consolidación de la estructura descentralizada y autonómica son los hechos más notables del año de gestión socialista. Además, la aparición en puestos clave de personalidades del mundo intelectual del antifranquismo, la incorporación de artistas de primera fila en tareas públicas, la presencia del cine español en el extranjero y una política de gestos como el acceso gratuito a los museos o los homenajes a las figuras vivas del pasado determinan las líneas destacadas de la gestión del equipo de Javier Solana durante este año.

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El presupuesto dedicado por el Estado a la cultura será, este año próximo, de 74.125 millones, equivalentes al 0,98% de los presupuestos generales. El presupuesto específico del ministerio, en cambio, representa un 0,69% del total, y desciende respecto al presupuesto anterior, en consonancia con la política de transferencias a las comunidades autónomas, valoradas en unos 20.000 millones de pesetas, con la contención del déficit de los Medios de Comunicación Social el Estado y con la política de potenciar el funcionamiento de los organismos autónomos, en la línea, sugerida desde las propias filas socialistas, de llegar a reducir su aparato a una Secretaría de Estado.Algunos de los huesos más duros de roer para el ministerio que encabeza Javier Solana se encuentran, sin embargo, fuera del ámbito estrictamente cultural. Por una parte, la confrontación con los fuertes intereses económicos de los clubes de fútbol profesional. Por la otra, la liquidación de los Medios de Comunicación Social del Estado -los restos de la antigua Prensa del Movimiento- En ambos terrenos, este año de gestión socialista ha supuesto únicamente una primera confrontación, de la que es difícil desprender resultados concretos, fuera de la voluntad esbozada de racionalizar y democratizar el deporte, que no se ha traducido en un cambio efectivo, y de la perspectiva próxima de privatizar la antigua Prensa azul.

También como terreno estrictamente ajeno -y anejo- a la cultura, el ministerio ha tomado la iniciativa en la creación del Instituto de la Mujer, que es -a pesar de su escaso alcance y presupuesto- realmente insólita en la historia de España.

Además dé la creación del instituto, la iniciativa del ministerio durante este año se ha centrado en 27 reales decretos de transferencias a las comunidades autónomas, sendos decretos de salas especiales de cine y de regulación del vídeo ' y varias órdenes ministeriales de calificación de filmes, creación del Consejo de la Juventud, nuevos estatutos del Ballet y del Teatro Nacional, y creación de los consejos de Música y Teatro.

Las grandes acciones legislativas, anunciadas casi al principio de la gestión, están aún en fase de redacción o en algún caso de presentación al Consejo de Ministros. Éste es el caso de la ley de protección del cine español; la de propiedad intelectual, o la de defensa del patrimonio artístico.

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Los cambios experimentados en Cultura encuentran su materialización más clara en la política de nombramientos, que podría ejemplificarse en la figura del director general del Libro, Jaime Salinas, o en la del director del Centro Dramático Nacional María Guerrero, Lluís Pasqual, y en la política de gestos del propio ministro, rindiendo homenaje a grandes figuras de la Cultura -como Luis Buñuel, que recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica antes de su muerte; Joan Miró, Salvador Dalí, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Salvador Espriu y tantos otros- o declarando la gratuidad de los museos.

Terrenos delicados, como el de la promoción del libro, han sido también objeto de actuaciones especialmente sensibles. Aunque no se puede hablar aún de traducciones positivas, las iniciativas tomadas en torno a Liber 83 y a la feria de Francfort señalan un camino que puede ser fructífero.

Pero el fruto más espectacular se recoge en cinematografía, a pesar de su escasa correlación con el papel de la industria española en el mundo. Con la directora general de Cine Pilar Miró, el cine español llega a su momento de mayor presencia internacional, al conseguir un Oso de Oro en Berlín y un Oscar en Hollywood.

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