Crítica:TEATRO / 'DON JUAN TENORIO'

Ballet solemne

Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.Intérpretes: Manuela Vargas, Fermí Reixach, Francisco Maestre, Manuel Zuriaga, Jorge Roelas, Manuel de Blas, Vicente Vega, Francisco Prada, Enrique Benavent, Heliodoro Pedregal, Tomás Gayo, Joaquín Climent, Fabio León, Isabel Mestres, César de Varona, Berta Riaza, Ana Gracia, Begoña Valle, Nuria Gallardo, Paula Borrel, Fabio León. Escenografía de Andrea D'Odorico. Figurines y dirección: Miguel Narros.

Estreno, Alcalá Palace, 27 de octubre de 1983.



Miguel Narros ha conseguido un Tenorio de belleza pictórica...

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Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.Intérpretes: Manuela Vargas, Fermí Reixach, Francisco Maestre, Manuel Zuriaga, Jorge Roelas, Manuel de Blas, Vicente Vega, Francisco Prada, Enrique Benavent, Heliodoro Pedregal, Tomás Gayo, Joaquín Climent, Fabio León, Isabel Mestres, César de Varona, Berta Riaza, Ana Gracia, Begoña Valle, Nuria Gallardo, Paula Borrel, Fabio León. Escenografía de Andrea D'Odorico. Figurines y dirección: Miguel Narros.

Estreno, Alcalá Palace, 27 de octubre de 1983.

Miguel Narros ha conseguido un Tenorio de belleza pictórica y escultórica: con sus propios figurines, con la colocación de las figuras y el juego de las luces. Hay una densidad en el escenario y una irradiación de misterio, destino, presencia de la muerte -la figura en negro de la bailarina Manuela Vargas, sobria, elegante, sugerente-; sentido blanco de la inocencia, la esperanza y la salvación... Movimientos lentos, ballet solemne...

Don Juan Tenorio, de Zorrilla, es también más cosas. Es un texto con preciosos, impagables ripios; y con lo que posiblemente sea el más sonoro y musical castellano romántico; y una narración abundante de capa y espada, de peripecias; contiene un machismo adolescente e ingenuo, una idea redentora de la doncella y un personaje-arquetipo, que viene de antes y continúa después, continuamente analizado, estudiado, convertido en mito. Todo esto tiene una fortuna menor en esta versión -sobre el texto íntegro- de Miguel Narros. Se puede entender que su idea es la de romper el verso -y la palabra, y hasta la sílaba- con objeto de obtener una musicalidad distinta de la inventada por el poeta. Es un desafío demasiado arriesgado cuando gran parte del texto del Tenorio está en la memoria colectiva y cuando hay previamente una perfección en la calidad de esa poesía dramática, incluyendo los ripios. Y lo es siempre que se pierda el sentido de lo que se está diciendo. Aborda esta dicción Narros desde la lentitud -en concordancia con el sentido pictórico-, lo cual hace que brote una pesadumbre y una impaciencia en el espectador (el espectáculo dura tres horas y cuarto).

Invención prosódica

Le faltan, también, buenos actores para ésta nueva invención prosódica sobre un texto dado y respetado. Cuando uno de los interpretes, Berta Riaza, tiene unas cualidades superiores, hace saya la obra y la domina (el personaje de Brígida). Cuando le falta esa sabiduría, como a Nuria Gallardo, el suyo se borra: y hay un malestar en que el personaje de Doña Inés se desvanezca, como la hay en la falta de brío de Fermín . Reixach en el de Don Juan. Puede él, como otros actores que han dado muestras de calidad en otras ocasiones, como Manuel de Blas, no servir para sacar adelante el difícil empeño de Miguel Narros, sin que esto afecte su condición profesional.

Una vez más se repite una observación general: en esta época se admiten toda clase de libertades, toda clase de innovaciones, de ensayos o experimentos, pero se admite poco la distorsión del texto y la pérdida de la narración. No son hechos incompatibles.

Quedan, por tanto, en pie en este Tenorio, que llega anticipadamente a su cita clásica -el 1 de noviembre, fecha en que lo dará TVE en esta misma versión- la capacidad plástica de Narros y su sensibilidad de director de escena para la creación de climas visuales.

Algunos espectadores fueron abandonando la sala: la inmensa mayoría que quedó, interesada justamente por el trabajo de Narros más que por la vitalidad de la obra, fue entusiasta para Berta Riaza y para la generalidad de los actores; y para la presencia de Narros en el escenario.

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