George Bush confirma en Belgrado que Washington sigue apoyando el 'no alineamiento' de Yugoslavia

El vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, concluyó ayer tres días de visita a Yugoslavia, durante los que confirmó que, a tres años del fin del idilio Carter-Tito, Washington sigue apoyando la independencia y el no alineamiento de Yugoslavia.

En el plano internacional, el número dos de Estados Unidos reiteraba en su conferencia de prensa del Palacio Blanco de Belgrado que, a pesar del ultraje y provocativo acto de abatir el avión surcoreano, la Administración Reagan está "dispuesta a seguir tratando con la URSS" en los foros desarmamentistas de Ginebra y Viena.No obstante lo...

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El vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, concluyó ayer tres días de visita a Yugoslavia, durante los que confirmó que, a tres años del fin del idilio Carter-Tito, Washington sigue apoyando la independencia y el no alineamiento de Yugoslavia.

En el plano internacional, el número dos de Estados Unidos reiteraba en su conferencia de prensa del Palacio Blanco de Belgrado que, a pesar del ultraje y provocativo acto de abatir el avión surcoreano, la Administración Reagan está "dispuesta a seguir tratando con la URSS" en los foros desarmamentistas de Ginebra y Viena.No obstante lo mucho que depende la actual Yugoslavia del apoyo financiero estadounidense, único que podría ayudarle a conseguir en 1984 unos 4.000 millones de dólares para su colapsada economía, los anfitriones de Bush no quisieron dar la impresión de comulgar demasiado con las tesis alineadas de Washington. A la salida de la conferencia de prensa de Bush, los periodistas fueron recogidos en un autobús que los desplazó a través de cientos de metros del parque hasta otro edificio, donde dio su conferencia de prensa el vicepresidente yugoslavo, Vidoya Zarkovich. Ambos, pues, estaban juntos en un mismo palacio y sus parques, pero no revueltos en un mismo salón.

Aclaró Vidoya Zarkovich que la parte yugoslava había explicado a la estadounidense la existencia de buenas relaciones con la Unión Soviética, principal socio comercial de Yugoslavia, aunque con diferencias en algunos puntos estatales e ideológicos. El avión surcoreano no estuvo oficialmente presente en la exposición del vicepresidente yugoslavo.

Temas balcánicos como el conflicto greco-turco no habrían sido tratados, según Zarkovich. Pero los yugoslavos abundaron ante los norteamericanos en sus relaciones con los países vecinos balcánicos, óptimas con Rumanía (país al que ayer llegó George Bush), buenas con Grecia y Hungría, recelosas con Bulgaria y pésimas con la estalinista Albania. El tema de este último país interesa sobremanera a Estados Unidos, ante la incógnita que abrirá en los Balcanes la desaparición de Enver Hoxha, que está a punto de cumplir 75 años de edad. Albania rompía con la Unión Soviética en 1961 y se salía del Pacto de Varsovia en 1968.

La acotación de Bush respecto a que el apoyo financiero norteamericano se hará realidad en 1984 tras un análisis verdaderamente profundo, del tema, tiene que haber inquietado a los pragmáticos yugoslavos, que sólo ven amores en las obras y no en los buenos deseos diplomáticos.

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