Cartas al director

Sugerencia para el Valle de los Caídos

Hace años, en alguna conversación entre amigos se habló del Valle de los Caídos y alguien dijo que, cuando cambiara el régimen, habría que volarlo. Leyendo EL PAIS (19 de julio de 1983) veo que el Gobierno está pensando en qué hacer con él, y me viene a la memoria lo que entonces pensaba que sería un buen destino: convertirlo en el Museo del Franquismo.Allí irían a parar todas las obras que se hicieron conmemorando y exaltando las fechas y figuras más señaladas del régimen, con esa estética tan peculiar y definida. Ahora que en Valencia y Santander andan de pelea por las estatuas del di...

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Hace años, en alguna conversación entre amigos se habló del Valle de los Caídos y alguien dijo que, cuando cambiara el régimen, habría que volarlo. Leyendo EL PAIS (19 de julio de 1983) veo que el Gobierno está pensando en qué hacer con él, y me viene a la memoria lo que entonces pensaba que sería un buen destino: convertirlo en el Museo del Franquismo.Allí irían a parar todas las obras que se hicieron conmemorando y exaltando las fechas y figuras más señaladas del régimen, con esa estética tan peculiar y definida. Ahora que en Valencia y Santander andan de pelea por las estatuas del dictador que adornan sus plazas: al Valle. Y, con ellas, todas las obras y monumentos que estén en las calles y plazas del país, que habrá unas cuantas. ¿Se imagina lo extraordinario que sería la explanada del valle poblada por 15, 20 o 30 estatuas ecuestres del anterior jefe del Estado? Ni Magritte habría soñado nunca con algo así.

Y la pintura y otras artes, dentro de la Basílica. Habrá cantidades tremendas de obras en ministerios y centros oficiales, en los depósitos de los museos, que, bien seleccionadas, constituirían un museo de gran interés, que ilustraría una comisión de expertos de toda España, que seleccionara cuidadosamente lo mejor y más representativo, a su juicio. Se pediría a particulares que donaran aquellas obras que, por su alto interés, mereciera la pena su inclusión. Lugar de honor debiera tener el retrato Kitsch de Carmen Martínez Bordiú, montada a caballo, que hiciera Dalí con motivo de su boda. Y en síntesis, ésta es mi propuesta que espero tomen muy en serio, pues, aunque sea mía, me parece excelente./ . .

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