DECIMONOVENA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Esplá prefiere los gritos de "¡torero, torero!"

El lunes pasado Paco Ojeda fue sacado a hombros de la plaza de Las Ventas mientras un público enfervorecido le proclamaba el nuevo fenómeno del toreo. Luis Francisco Esplá salía de la misma plaza a pie, acompañado por los gritos de "¡torero, torero, torero!", y los aficionados exigentes celebraban el arte y la sabia lidia que había exhibido. Esplá, un diestro alicantino de 25 años, se queda con la segunda manera de abandonar un ruedo."Ojeda cortó dos orejas muy merecidas y el público hizo lo que tenía que hacer", dijo ayer Esplá, que el próximo sábado torea su tercera corrida de fer...

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El lunes pasado Paco Ojeda fue sacado a hombros de la plaza de Las Ventas mientras un público enfervorecido le proclamaba el nuevo fenómeno del toreo. Luis Francisco Esplá salía de la misma plaza a pie, acompañado por los gritos de "¡torero, torero, torero!", y los aficionados exigentes celebraban el arte y la sabia lidia que había exhibido. Esplá, un diestro alicantino de 25 años, se queda con la segunda manera de abandonar un ruedo."Ojeda cortó dos orejas muy merecidas y el público hizo lo que tenía que hacer", dijo ayer Esplá, que el próximo sábado torea su tercera corrida de feria. "Sin embargo, fue una gran satisfacción marcharme con los gritos de ¡torero!'. Fue más sustancioso".

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Aquella tarde, como en su primera actuación, Esplá había dado una lección completa de torería: siempre perfectamente colocado, dio la lidia exacta que pedía cada uno de sus toros. Banderilleó con sabiduría e hizo quites oportunos; había gracia, arte y valor, y mató a su segundo toro recibiendo. "Una cosa es dar pases y otra torear", escribió el crítico de este periódico en una crónica titulada "Esplá es el torero".

No es la primera vez que algunos sectores del público han subestimado la labor de este torero. Ya en la feria de julio del año pasado en Valencia, con un toro de Miura, Esplá había cuajado "la mejor faena de mi vida, fue cuando más estuve a gusto con un toro, y sin embargo se produjo un fenómeno extraño y el público no se dio cuenta". Sólo después se valoró esta labor, y el diestro recibió el premio para la mejor faena de esa feria.

Esplá ha tenido que recorrer un largo camino para torear así, Hijo de un novillero, ganadero y maestro de una escuela taurina, Esplá empezó a andar entre las reses cuando tenía muy pocos años. Después torearía vaquillas, "pero nunca con el propósito de ser torero". Tomó muy pronto la alternativa y en las primeras temporadas acusó una falta de sitio con los toros más grandes. "Era un cambio bestial desde el novillo al toro cuajado, que está saliendo más (Juro que nunca. También me exigían mucho los públicos".

Pero poco a poco Esplá ha ido cuajando en un torero muy completo. Una de las cosas que más admiran los públicos es su amplio repertorio, con muchos lances que estaban en desuso. "He estudiado revistas y películas antiguas", dice Esplá. "El torero que más admiro es Joselito. También conoce otro arte: es estudiante de tercero en Bellas Artes, carrera que pronto piensa terminar.

"Primero intento dominar a los toros, luego hacer arte", dice. "Pero cuanto más tiempo estoy delante de los toros, más me doy cuenta de una cosa: de lo poco que sé de este oficio".

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