Crítica:'JAZZ'

Seals y Wells, 'blues' por todo lo alto

La Son Seals Blues Band & Junior Wells actuó el 27 de marzo pasado en el Centre Cultural de Terrassa (Barcelona), dentro del festival de jazz que se celebra estos días.Frank Seals, el menor de los trece hijos de Jim Seals, nació en agosto de 1942 en Osceola (Arkansas). El padre de Frank era músico y el peso de la tradición acabaría por convertirle en el hijo por antonomasia, en Son Seals.

La historia del blues y sus hombres -no debe olvidarse nunca- es una historia de hambre y miserias, de negritud, de marginación. Pero también, y quizá por eso, una de las manifestaciones ...

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La Son Seals Blues Band & Junior Wells actuó el 27 de marzo pasado en el Centre Cultural de Terrassa (Barcelona), dentro del festival de jazz que se celebra estos días.Frank Seals, el menor de los trece hijos de Jim Seals, nació en agosto de 1942 en Osceola (Arkansas). El padre de Frank era músico y el peso de la tradición acabaría por convertirle en el hijo por antonomasia, en Son Seals.

La historia del blues y sus hombres -no debe olvidarse nunca- es una historia de hambre y miserias, de negritud, de marginación. Pero también, y quizá por eso, una de las manifestaciones musicales que encierra mayor densidad de energía vital. La buena sesión de blues es el gesto, la inflexión vocal o instrumental, el sarcasmo, la socarronería, la pose, la fuerza, la ternura, el desplante, el diálogo, el grito y el suspiro.

De todo eso, y bueno, hubo en Terrassa durante el doble pase de Son Seals y su banda, con un muy especial invitado: Junior Wells. La ovación final fue de gala en ambas sesiones. La ceremonia de la comunicación y entrega mutua entre músicos y auditorio se concelebrá recurriendo a elementos básicos, de probada eficacia: Kansas City, Every day I have the blues, Hoochie coochie man, Dust my broom. En algunos casos se bordó la versión. El Honest I do, interpretado por Junior Wells a primera hora de la tarde, erizaba la pelusilla del cogote. Inolvidable. En la segunda tanda, cuando el tablón de Wells había tomado consistencia, se desencadenó la apoteosis.

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