Crítica:CINE

Cine para escuchar ópera

El festival de Madrid de Cine Imaginario y de Ciencia-Ficción, que mañana cerrará su cuarta convocatoria, ha presentado Parsifal, versión cinematográfica de la ópera de Wagner, dirigida por el alemán Hans Jurger Sylberberg. Con ella, el festival madrileño ha logrado sorprender a sus espectadores. La exhibición posterior de la película maldita del director español Bigas Luna, Reborn, ha confirmado la posibilidad de que el festival madrileño utilice su tribuna para mostrar títulos de difícil comercialización en España.Parsifal es uno de los personajes literarios que más ha c...

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El festival de Madrid de Cine Imaginario y de Ciencia-Ficción, que mañana cerrará su cuarta convocatoria, ha presentado Parsifal, versión cinematográfica de la ópera de Wagner, dirigida por el alemán Hans Jurger Sylberberg. Con ella, el festival madrileño ha logrado sorprender a sus espectadores. La exhibición posterior de la película maldita del director español Bigas Luna, Reborn, ha confirmado la posibilidad de que el festival madrileño utilice su tribuna para mostrar títulos de difícil comercialización en España.Parsifal es uno de los personajes literarios que más ha conseguido intrigar. Para unos puede tratarse de una rememoración histórica, un juego que permita dibujar los cuadros escénicos del medioevo desde ópticas distintas. Para otros se convierte en posibilidad de reconstruir las convenciones del héroe literario. Olvidando a menudo el origen refinado y cortesano de lo que constituye uno de los puntales de la materia de Bretaña, Parsifal ha sido objeto de adaptaciones teatrales, cinematográficas y operísticas de diversa seriedad y categoría. Anteriormente a su presentación en el festival madrileño, en el de Cannes se había visto esta adaptación de Syberberg, que también se había presentado en octubre pasado en Barcelona; allí, Syberberg se mostró más que satisfecho de que la exhibición tuviera como marco el Gran Teatro del Liceo.

Los organizadores de los festivales de Bayreuth, en correspondencia con su tratamiento reverencial de la obra de Wagner, se mostraron desde el primer momento contrarios a la producción cinematográfica del Parsifal de Syberberg. Las cintas anteriores del director alemán parecían demostrar que se iba a destrozar la imagen intocable del compositor nacional. Syberbeg no recibió la autorización para utilizar las versiones discográficas de la ópera, con lo que contribuyó a la creación discográfica por parte de la propia Gaumont., La productora, que ya había comprobado el éxito de la edición del Don Giovanni -superior al del fihne de Losey para el que había sido realizado-, no dudó en encargar a la Filarmónica de Montecarlo y al Coro Filarmóníco de Praga una nueva versión de la ópera wagneriana.

Quizás radique en esa banda sonora el interés operístico de la cinta de Syberberg. La utilización del play back aporta la posibilidad de utilizar unos actores impensables en cualquier repertorio teatral operístico.

En el caso de Syberberg se trataba de reivindicar una nueva imagen del Parsifal de Wagner. Si para Nietszche era la "pIasmación de un odio contra el saber, el espíritu y la sensualidad", para Syberberg, más cerca a pesar de todo de la idea original de Wagner, es "la historia de una inocencia con todo lo que hay de sublime y de ridículo en ella".

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