Risas ante el terror de 'El hundimiento de la casa Usher'

THX 1138, la película que Georges Lucas dirigió en 1970 y continúa inédita en España, ha sido la más celebrada por el público joven que abarrotaba la sala del festival internacional de Madrid de Cine Imaginario y de Ciencia-ficción. Por contra, un título español, El hundimiento de la casa Usher, es el que aunó a los espectadores en su rechazo. Las risas, tímidas al principio, fueron tomando cuerpo según avanzaba la torpe narrativa de la que hacía gala el veterano director Jesús Franco. Previamente, Howard Vernon, su actor protagonista, dirigió algunas palabras a los presentes. Es un v...

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THX 1138, la película que Georges Lucas dirigió en 1970 y continúa inédita en España, ha sido la más celebrada por el público joven que abarrotaba la sala del festival internacional de Madrid de Cine Imaginario y de Ciencia-ficción. Por contra, un título español, El hundimiento de la casa Usher, es el que aunó a los espectadores en su rechazo. Las risas, tímidas al principio, fueron tomando cuerpo según avanzaba la torpe narrativa de la que hacía gala el veterano director Jesús Franco. Previamente, Howard Vernon, su actor protagonista, dirigió algunas palabras a los presentes. Es un viejo secundario suizo que colabora con frecuencia en las películas de Jess Franco, pseudónimo que el director elige para favorecer su popularidad en el extranjero. "España y Tailandia son mis países preferidos", dijo Vernon, al tiempo que aseguraba no haber visto aún El hundimiento de la casa Usher, pero sí admirar a Franco desde que trabajara con él en Gritos en la noche (1961).Probablemente haya disminuido ahora su admiración. Este último trabajo del director español no sólo resulta ingenuo, plano y de una banalidad asombrosa, sino que parece considerar al espectador carente del sentido común necesario para, por ejemplo, identificar un parador de turismo como la pretendida casa Usher, o una pésima y mínima maqueta como la mansión original que se derrumba junto con el misterioso y patético dueño que la habitó durante siglos. Los diálogos, las localizaciones, el maquillaje, la actitud de los personajes, parecen salidos de un experimento aficionado antes que del trabajo de un experto equipo de profesionales. Así lo entendió el público que, entre bromas, intentó provocar un aplauso final que no pudo tener eco.

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Clara decepción, pues, ante una película que podía haber levantado cierta expectativa. El propio festival la fomentó al opinar en su programa oficial que Jesús Franco "es uno de los cineastas nacionales más sistemática e injustamente menospreciados". La carrera de Franco no ha podido ser seguida, efectivamente, desde España ya que gran parte de sus últimos títulos (los eróticos firmados a veces con otro pseudónimo: Clifford Brown) fueron bloqueados por la censura o los distribuidores. Su viejo cine de terror, que sí pudimos ver, no es recordable, sin embargo, desde las películas que realiza últimamente, de las que El hundimiento de la casa Usher, es una clara muestra.

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