Exposición en Barcelona de Roberto Otero, el fotógrafo 'oficial' de Picasso

Roberto Otero niega ser el fotógrafo oficial de Pablo Picasso y, sin embargo, esta es una de las muchas facetas de su vida que le han hecho famoso. "Coincidí varias veces con Picasso, pero sólo a partir de que el pintor cumplió ochenta años empecé a ser su amigo. Hice fotografías suyas y recogí también en veintiocho cuadernos muchas anécdotas y conversaciones que mantuve con él". Cuenta Otero la sorpresa que le produjo el comportamiento de Picasso, su extraño sentido del humor. Cuando más tarde fue conociendo a varios amigos catalanes se dio cuenta de que "el humor catalán es picassiano".La mu...

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Roberto Otero niega ser el fotógrafo oficial de Pablo Picasso y, sin embargo, esta es una de las muchas facetas de su vida que le han hecho famoso. "Coincidí varias veces con Picasso, pero sólo a partir de que el pintor cumplió ochenta años empecé a ser su amigo. Hice fotografías suyas y recogí también en veintiocho cuadernos muchas anécdotas y conversaciones que mantuve con él". Cuenta Otero la sorpresa que le produjo el comportamiento de Picasso, su extraño sentido del humor. Cuando más tarde fue conociendo a varios amigos catalanes se dio cuenta de que "el humor catalán es picassiano".La muestra fotográfica que estos días puede verse en la calle de Montcada, de Barcelona nos presenta al artista en permanente actividad: en muy pocas ocasiones mira al objetivo de la cámara, casi siempre está de pie, hablando con otros, nunca posando. "Era una persona mayor, pero no vieja, que se consideraba contemporánea de gente mucho más joven que él. Era un conversador infatigable y se interesaba siempre por las razones de los otros".

"A mí me explicó la anécdota de su primer falsificador, un amigo suyo, el pintor Ortiz de Zárate. Picasso le había regalado una tela en una de sus visitas. Cuando Ortiz de Zárate, que era pobre de solemnidad, supo el precio del cuadro, pensó en venderlo. Pero por una cuestión de principios, de que eso habría sido como traicionar a un amigo, prefirió copiarlo y venderlo como auténtico. Una vez consumada la venta, creyó que debía notificar el hecho a Picasso. Este localizó la tela falsa y la compró. Total, los herederos de Picasso poseen un Picasso falso y los de Ortiz de Zárate tienen el auténtico".

Roberto Otero se considera básicamente un documentalista, tanto si trabaja en el cine como si lo hace en el campo de la fotografía. "Es tan importante la imagen como el texto. Lo que cuenta es el hombre, saber captar el hombre". Confiesa una abierta admiración por Catalá-Roca, con quien estaba citado para cenar. "El es quien mejor ha captado lo que es España".

Este hombre de origen español, nacido en Argentina y que se autodefine como de nacionalidad latinoamericana, ha donado al ayuntamiento de la ciudad una buena parte de las fotografías que hoy se exponen. Otero espera que el museo organice una buena fototeca para donar otra parte del material gráfico que posee. "Inicialmente, mi idea era hacer un documental sobre Picasso, pero él nunca aceptó, porque temía el desorden que acompaña un rodaje. Prefería crearlo él mismo, el desorden".

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