El GATT rechaza las prácticas proteccionistas e incluye el comercio agrícola y los servicios en su sistema

Confrontados con la amenaza de una guerra comercial de consecuencias imprevisibles para el comercio mundial, los 88 países firmantes del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) alcanzaron en la madrugada del lunes un acuerdo de compromiso que, tras cinco intensos días de negociaciones en Ginebra, permitió salvar una conferencia ministerial prácticamente condenada al fracaso. El acuerdo, vago en sus conclusiones, rechaza las prácticas proteccionistas e incluye dentro del sistema GATT el comercio agrícola y los servicios, aunque establece un período indeterminado de negociaci...

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Confrontados con la amenaza de una guerra comercial de consecuencias imprevisibles para el comercio mundial, los 88 países firmantes del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) alcanzaron en la madrugada del lunes un acuerdo de compromiso que, tras cinco intensos días de negociaciones en Ginebra, permitió salvar una conferencia ministerial prácticamente condenada al fracaso. El acuerdo, vago en sus conclusiones, rechaza las prácticas proteccionistas e incluye dentro del sistema GATT el comercio agrícola y los servicios, aunque establece un período indeterminado de negociaciones para delimitar su normativa concreta.

Los países de la Comunidad Económica Europea (CEE), que se habían opuesto tenazmente a la consideración del capítulo agrícola, especialmente en lo que respecta a los subsidios a la exportación de productos primarios, expresaron públicamente su "completa reserva" al respecto. La CEE mantiene, según declaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Wilhelm Haferkamp, que la citada declaración no obliga a nada a los países comunitarios y, muchos menos, al inicio de negociaciones concretas sobre la cuestión de los subsidios, base de la política agraria común de la CEE.Sin embargo, el hecho de que el capítulo agrario figure reflejado dentro de la declaración final de 18 páginas puede interpretarse como una victoria parcial de la posición norteamericana, que a lo largo de cinco días y sus correspondientes noches había amenazado con inundar los mercados mundiales con sus excedentes agrarios a menos que los países firmantes del Acuerdo General se avinieran a incluir dentro del sistema GATT el comercio de los productos agrarios.

El propio representante norteamericano, William Brock, calificó la declaración final como "una victoria parcial", pese a que otro país interesado en este dossier y que se alineó con la posición de Washington, Australia, hizo pública una declaración separada calificando el acuerdo de "insuficiente".

Apertura de estudios

La declaración final, en esencia, establece un mecanismo de estudios que, en el plazo de dos años, persiga "la mejor inserción de la agricultura en el sistema multilateral de cambios ( ... ), mejor acceso de los productos al mercado ( ... ), mejor disciplinar la competencia de las exportaciones ( ... ), aceptando a este fin un programa de trabajo". Asimismo la declaración prevé que los países miembros "contemplen" en 1984 si una acción multilateral es aconsejable en cuanto al comercio de los servicios a partir de los estudios realizados por cada país firmante y coordinados por el GATT.

El dossier de los servicios, junto el agrícola, había sido propuesto por la delegación de Estados Unidos, que se presentó en Ginebra con un grupo de congresistas halcones dipuestos a expresar con palabras lo que los funcionarios materializaban con hechos. Su insistencia en que ambos capítulos figuraran en la declaración final se vio coronada por el éxito, aunque la resistencia de los países en desarrollo, en el primer caso, y de Europa, en el segundo, haya aguado la intención original de Washington.

Con todo, el capítulo de los servicios (banca, seguros, transportes, inversiones, etcétera) se ha colado, como el agrícola, en la declaración final. Ahora se abre un periodo de estudios unilaterales de cada país interesado en este capítulo, cuya conclusión debería dar paso a unas futuras negociaciones multilaterales. Los países del Tercer Mundo, marginados de las negociaciones más importantes de la conferencia, terminaron por aceptar el compromiso en el entendimiento de que no les forzaba a nada.

La declaración, en lo que respecta al capítulo agricola, es vaga en cuanto a sus objetivos finales. Dice concretamente: "Los países contratantes ( ... ) se comprometen a mejor insertar la agricultura en el sistema multilateral de cambios, mejorando la eficacia de las reglas, disposiciones y disciplinas del GATT y permitiendo una interpretación común; a esforzarse a mejorar las condiciones de acceso al mercado y a una mejor disiciplina de la competencia de las exportaciones".

Asimismo, "un examen será realizado en vistas a formular recomendaciones apropiadas, y que se referirá a todas las medidas, afectando el comercio, el acceso a los mercados y la competencia, así como al aprovisionamiento, y que comprenderá las subvenciones y otros tipos de ayuda ( ... ). Un comité de productos agrícolas dirigirá las recomendaciones apropiadas, que serán examinadas, como más tarde, en la sesión de noviembre de 1984".

La declaración final también recoge los importantes acuerdos alcanzados en otros asuntos relacionados con el sistema GATT y puestos antes en entredicho. Se trata del capítulo de salvaguardias, donde se acuerda llegar a un memorándum de acuerdo antes de la sesión de noviembre de 1983; el de resolución de disputas, donde se refuerza el método tradicional de consenso o acuerdos previos.

La declaración final, en sus aspectos políticos, hace una condena específica de las prácticas proteccionismas y hace un llamamiento a los 88 países contratantes del Acuerdo General para que se comprometan a restringir tanto las prácticas tarifarias como no tarifarias que ponen en peligro el comercio mundial y su crecimiento.

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