Crítica:

Un reparto espectacular abrió la temporada del Liceo con 'Don Carlo', de Verdi

Entusiastas ovaciones cerraron la función inaugural de la temporada del Liceo. Elena Obraztsova y Leo Nucci, junto a Montserrat Caballé, Josep Carreras, Matti Talvela y Matti Salaminen, consiguieron levantar un clima que carecía de la expectativa que da la presentación de una obra menos conocida.

Con aquel tradicional esplendor que rodea la inauguración de la temporada operística, el cual parecía haber decaído de tono en los últimos años de la gestión de Juan Antonio Pamias, el Gran Teatro del Liceo alzó el telón con la puesta en escena de Don Carlo de Verdi. Un reparto de in...

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Entusiastas ovaciones cerraron la función inaugural de la temporada del Liceo. Elena Obraztsova y Leo Nucci, junto a Montserrat Caballé, Josep Carreras, Matti Talvela y Matti Salaminen, consiguieron levantar un clima que carecía de la expectativa que da la presentación de una obra menos conocida.

Con aquel tradicional esplendor que rodea la inauguración de la temporada operística, el cual parecía haber decaído de tono en los últimos años de la gestión de Juan Antonio Pamias, el Gran Teatro del Liceo alzó el telón con la puesta en escena de Don Carlo de Verdi. Un reparto de intérpretes realmente espectacular -al que a última hora se había incorporado el tenor Josep Carreras, sustituyendo a Luis Lima, indispuesto repentinamente- fue estímulo decisivo para que la sala se llenara de un público ávido y expectante.Se asistió a un espectáculo de primerísimo orden, si bien, quizás porque ante esta representación de Don Carlo no cabían sorpresas, su desarrollo inicial pareció transcurrir con cierta frialdad. Así, las ovaciones que se escucharon al final de las cuatro escenas del primer acto, si manifestaban un real reconocimiento por la calidad que ofrecía la escena, no patentizaban la efusión y el entusiasmo que el público exterioriza ante actuaciones extraordinarias. Este clima de apoteosis ya fue francamente perceptible con motivo de las intervenciones de los bajos Martti Talvela y Matti Salminen y se acentuó tras la interpretación de O don fatale de Elena Obraztsova.

En definitiva esta respuesta del público reflejó con notable exactitud la calidad de las distintas intervenciones de los intérpretes ya que, en verdad, Elena Obraztsova, en el papel, de princesa de Eboli, mantuvo una línea interpretativa de extraordinaria fuerza expresiva, su voz manifestó potencia y gran riqueza de timbre. Leo Nucci expresó con nobleza y bella plenitud vocal su particella, su encarnación como Rodrigo tuvo validez. Asimismo, el bajo Matti Talvela, con unas facultades vocales que admiran por su vigor dramático y su flexibdidad en el matiz, emocionó con una representación de apasionado vuelo lírico de la figura despótica, fría y, a la vez, humana de Felipe II. Matti Salaminen, otra gran voz de bajo, cantó con tenso expresionismo el papel del Inquisidor. Montserrat Caballé, como Isabel Valois, lució sus siempre admirados pianíssimos y su infinita gama de colores vocales, si bien en su actuación pareció manifestarse cierta reserva en cuanto a emotividad. Josep Carreras en el papel de Don Carlo brilló con su canto lleno de vehemencia y pasión. En cuanto a la dirección de Roberto Abbado puede calificarse de magnífica ya que tanto orquesta como coros rindieron con notable eficacia en su cometido.

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