DECIMA CORRIDA DE LA FERIA DE SEVILLA

Resurgió Curro en el último minuto

Por primera vez en la feria los curristas no se tuvieron que comer el romero que habían llevado a La Maestranza, pues su Curro resurgió en el último minuto. Menudo es er zeñó Curro.A su primer toro, que era incierto, no lo había querido ni ver. Y ya se preparaba la bronca cuando apareció el segundo, el de más trapío de la corrida, aparatosos de cornamenta, vuelto y astifino. Pero Curro levantó la seja y a través de la lentilla vio que se trataba de una hermanita de la Caridad. Es justo reconocer que este hombre sabe ver los toros como nadie; los califica, juzga y bendice en cuant...

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Por primera vez en la feria los curristas no se tuvieron que comer el romero que habían llevado a La Maestranza, pues su Curro resurgió en el último minuto. Menudo es er zeñó Curro.A su primer toro, que era incierto, no lo había querido ni ver. Y ya se preparaba la bronca cuando apareció el segundo, el de más trapío de la corrida, aparatosos de cornamenta, vuelto y astifino. Pero Curro levantó la seja y a través de la lentilla vio que se trataba de una hermanita de la Caridad. Es justo reconocer que este hombre sabe ver los toros como nadie; los califica, juzga y bendice en cuanto saltan a la arena. De manera que, en medio de la general sorpresa, adelantó su mimada persona a los medios y allí recibió al cornalón con unas suaves verónicas de manos bajas rematadas con media excelsa.

Plaza de Sevilla

1 de mayo (por la tarde).Décima corrida de feria. Toros de Manuel González, terciados, armados y astifinos, mansotes y flojos. Manolo Vázquez: cinco pinchazos bajos (aplausos). Cuatro pinchazos bajos, metisaca en un costado y tres descabellos (silencio). Curro Romero: Pinchazo hondo caído (bronca). Media baja (oreja protestada). Emilio Muñoz: estocada delantera caída (oreja con protestas). Estocada baja (ovación).

Frenesí en la plaza

Tanto le gustó el toro a Curro, que repitió las verónicas en el tercio y después en el quite. La plaza, naturalmente, había. entrado en ese convulsivo frenesí que suscita el Faraón de Camas cuando yergue la planta, abomba el pecho y dice "aquí estoy yo".

Un sólo puyacito hubo en el tercio, con lo cual queda sobreentendido para aficionados, que no había toros o que por lo menos aquello era medio toro. Sin embargo, Curro tiene bula en Sevilla cuando está dispuesto a torear.

Y toreó. Los ayudados por alto, subrayando el lento viaje de caera a caera, con mando, temple y majestad, fueron de alta escuela. Remató con otro rodilla en tierra (aquí gritos enloquecidos de la multitud) y el toro se le fue a mal terreno. Se echó la muleta a la izquierda y le punteó en los naturales. Recobrado el sitio y ya con el engaño en la derecha dibujó tres series de redondos con ese empaque y ese gusto personalísímo con que interpreta las suertes cuando se relaja y el corazón le late a ritmo. Entonces le pidieron la izquierda, pero Curro estaba a lo suyo. Mató mal. Para decirlo breve, mató de puñalá.

La presidencia le concedió la oreja, que muchos protestaron. Daba igual. Tan ociosa era la protesta como el trofeo, porque lo importante para el currismo visceral era que Curro había querío. Pues era la inyección que necesitaba para callar a los detractores y vivir un año más en su ilusicon currista.

La corrida salió mansona y flojucha pero bien armada y muy astifina. "Fenómeno para los toreros", dirá nuestro querido compañero de la radio, pues según él los toros afeitados son mucho más peligrosos que los astifinos. Los toreros de ayer, si esto es así, estarían de enhorabuena.

Toreo gustoso y reposado

Más a lo que íbamos. Cada espada tuvo un ejemplar para hacer el toreo gustoso y reposado. El mejor seguramente fue el ya, mencionado de Curro. Hubo otro para Manolo Vázquez -el primero, muy chico además- y el veterano maestro lo pasó por la derecha con garbo, temple y, sobre todo, con una naturalidad que causaba asombro. Se le oía gritar: "je, torito, vente torito, vente, je". No estaba muy claro el fraseo, pues con su habla andaluza más bien sonada jeveorito-veejé, pero creímos entenderle bien.

El torito no siempre iba, pues como le fallaban las fuerzas, se aplomó. Pero, en cualquier caso, la faena concluyó con decoro. A su otro toro le tomó asco. A ambos los mató mal y a éste último le pegó.tal puñalada junto a un brazuelo que obligó a mirar de hito en hito a la Guardia Civil.

El tercero tenía casta. Emilio Muñoz le instrumentó ayudados y trincherazios de mucha calidad, y bajó la mano con majeza en los redondos, pero al rematar cerraba la embestida sobre su propia cadera y el toro se le venía encima. Hubo un gañafón y a partir de entonces el animal, avisado, repitió las coladas. La faena transcurrió valiente y le valió el premio de una oreja. El sexto punteaba y optó por abreviar. Le aplaudieron con fuerza.

Pero más aplaudieron a Curro. Por una vez en la feria (y era la última) no le despedían a almohadillazo limpio. Este hombre se lo tiene montado con mucha visión comercial. Tiene tablas. Pero la verdad es que también tiene arte.

Hoy la corrida de los famosos toros de Miura

Un nuevo lleno habrá esta, tarde en La Maestranza para presenciar la tradicional corrida de Miura con la que prácticamente se cierra la feria. Estos toros de leyenda serán estoqueados por Manolo Cortés, Ruiz Miguel y Víctor Mendes.

Por la mañana, se dará el festejo de rejoneadores y,el lunes el último del abono en el que Andrés Vázquez sustituirá a Macareno.

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