Lucidez y desparpajo de un liberal convicto

El historiador y economista palentino afincado en Sevilla, Ramón Carande, es un trabajador incansable y liberal convicto, que cumplirá 95 años el próximo 4 de mayo.

Nacido en Palencia, Ramón Carande y Thovar se vinculó desde su juventud a la Institución Libre de Enseñanza y, amistosamente, a Fernando Giner de los Ríos. Apareció por Sevilla en 1918 para hacerse cargo de la cátedra de Economía y Hacienda de esta universidad y, de algún modo, ya no la abandonó jamás, entrando a formar parte en los últimos años de un cierto paisaje intelectual de la ciudad.

Sus investigaciones ha...

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El historiador y economista palentino afincado en Sevilla, Ramón Carande, es un trabajador incansable y liberal convicto, que cumplirá 95 años el próximo 4 de mayo.

Nacido en Palencia, Ramón Carande y Thovar se vinculó desde su juventud a la Institución Libre de Enseñanza y, amistosamente, a Fernando Giner de los Ríos. Apareció por Sevilla en 1918 para hacerse cargo de la cátedra de Economía y Hacienda de esta universidad y, de algún modo, ya no la abandonó jamás, entrando a formar parte en los últimos años de un cierto paisaje intelectual de la ciudad.

Sus investigaciones han dado origen a dos libros relevantes: Sevilla, fortaleza y mercado, y Carlos V y sus banqueros. Precisamente en una de sus contadas intervenciones públicas Carande contó hace mes y medio que su dedicación a esta última obra fue totalmente casual. Estaba trabajando en un ensayo sobre la vida económica durante la época de los Trastamara cuando su casa madrileña fue ocupada, en plena guerra civil, desapareciendo 3.000 manuscritos y resúmenes que ya tenía preparados y que los ocupantes utilizaron como leña para combatir el frío.

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En el abatimiento consiguiente cayó en sus manos el ensayo de un historiador alemán sobre los fúcares, y su lectura le animó a ocuparse del terna que le daría renombre y prestigio.

Miembro de la Agrupación al Servicio de la República, el régimen de Franco le consideró culpable y sufrió represalias en su vida académica. No obstante, fue designado consejero nacional del Movimiento, lo que él mismo ha explicado como fruto de las gestiones de un amigo del bando vencedor, que quiso evitarle problemas.

Sea como fuere, durante los últimos años del franquismo, Ramón Carande se convirtió en símbolo venerable de la resistencia cívica, figurando a la cabeza de numerosas iniciativas de protesta por malos tratos a detenidos políticos y en exigencia de un sistema de libertades.

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