40 años de la publicación de 'La familia de Pascual Duarte', primera novela de Camilo J. Cela

Rechazada por varias editoriales, apareció en una muy modesta de Burgos

La publicación de la primera novela de Camilo José Cela, hace ahora cuarenta años, supuso un acontecimiento literario en el desolado paisaje de las letras de posguerra y significó la aparición de uno de los escritores más importantes de la lengua castellana, en la que el autor se inició maestro del idioma y de la narración con su temprano Pascual Duarte. Esta obra, escrita por Cela a los 25 años, es quizá, después de El Quijote, la novela española traducida a más idiomas, 21 hasta la fecha, y con mayor número de ediciones, 106 a finales del pasado año. Camilo José Cela (Iria-Flavia, La Coruña,...

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La publicación de la primera novela de Camilo José Cela, hace ahora cuarenta años, supuso un acontecimiento literario en el desolado paisaje de las letras de posguerra y significó la aparición de uno de los escritores más importantes de la lengua castellana, en la que el autor se inició maestro del idioma y de la narración con su temprano Pascual Duarte. Esta obra, escrita por Cela a los 25 años, es quizá, después de El Quijote, la novela española traducida a más idiomas, 21 hasta la fecha, y con mayor número de ediciones, 106 a finales del pasado año. Camilo José Cela (Iria-Flavia, La Coruña, 1916) fue el miembro más joven de la Academia de la Lengua Española cuando ingresó, en 1957. Es doctor honoris causa por varias universidades. españolas y extranjeras, ha escrito una treintena de obras (novela, poesía, ensayo, viajes y el Diccionario secreto) y miles de artículos recopilados en libros, y está propuesto para el Premio Nobel de Literatura de este año.

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La familia de Pascual Duarte fue publicada por primera vez en 1942, en una modesta editorial de Burgos, propiedad del general Aldecoa, después de que otros editores la rechazaran por motivos que no extrañaron entonces al joven Camilo J. Cela. De hecho, agotada la primera edición de 1.500 ejemplares, la policía recibió la orden de retirar la segunda, publicada también por Aldecoa, aunque los censores no tuvieron éxito al habérseles adelantado el escritor, que recogió todos los ejemplares.Cela no ha olvidado aquellos días. Con el orgullo de quien sabe que logró una obra bien terminada, "a real gusto", para mayor contento, recibía con inquietud la negativa de varias editoriales, unas preocupadas por el contenido y otras insensibles a la calidad de un original que, con el tiempo, se convertiría en un clásico de nuestra novela contemporánea. Igual le iba a ocurrir, años más tarde, al colombiano García Márquez con Cien años de soledad.

La casualidad iba a venir en ayuda de Cela por medio de un amigo, Rafael Aldecoa, cuyo padre, militar de profesión, tenía una imprenta-editorial en Burgos. La recomendación, el hecho de que, muy probablemente, el general Aldecoa no se molestó en leer el original o, al menos, no en su totalidad, dieron con el libro en los escaparates a finales de 1942, cuando ya José María de Cossío tenía convencido al editor José Janés de que el Pascual Duarte y Cela merecían su atención. Como pago por esta y otras ayudas del autor de Los Toros, Cela iba a regalar a Cossío el manuscrito de su primera novela, que se guarda en la Casona de Tudanca, escenario principal de la novela perediana Peñas Arriba.

"El éxito fue muy grande y muy rápido, todo fueron beneplácitos", recuerda Cela. Pero los ataques no tardaron en llegar y, con ellos, la prohibición, que se mantuvo durante varios años, obligando a publicar las sucesivas ediciones en Latinoamérica, al igual que las primeras de La Colmena, su otra novela de mayor éxito. Así se explica la dedicatoria -"A mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera"- que Cela añadió a una edición española de 1960, corregida por el autor para limpiar un texto que, "a fuerza de llevar tiempo y tiempo sin mudarse de ropa, estaba sucio y casi desconocido".

"Los escritores, por lo común, corregimos las pruebas de nuestras primeras ediciones, y a veces ni eso", dice el autor de La familia de Pascual Duarte, que afirma haber tenido que recurrir, en la revisión de la edición de 1960, "casi a la cirugía para podarle lo que le sobraba tanto como para devolverle lo que le quitaron". "Al final, afortunadamente, bastó con una buena jabonadura", ya que el autor resistió, al releer el texto, "las tentaciones de acicalarlo con mayor es mero y pulcritud", dejando las cosas como estaban, sin "andarle hurgando". "No la hurgues, que es mocita y pierde, oí decir por el campo de Salamanca, algo más arriba del paisaje extremeño de Pascual Duarte", explica Cela.

Cela no ha entregado a la papelera ninguna obra terminada, aunque sí muchos proyectos. Exigente consigo mismo -"lo fui siempre"-, no lo ers tanto'como para sentirse abrumado antes o después de la publicación de un libro. Le obsesiona "no dar gato por liebre", y si se le dice que es un escritor preocupado por el idioma, no lo acepta, salvo que la suya se entienda como "una preocupación innata", espontánea. Sin embargo, Cela es un escritor de reposo, con días de tres líneas y hasta de ninguna, "incluso estando trabajando". "Una vez", cuenta, "cierta senora me dijo que yo escribía con mucha naturalidad, como quien mea, dijo. Mire usted, señora, le contesté. Si el que mea es prostático, sí tiene usted razón, porque a mí escribir me cuesta un trabajo horrible".

De aquellos años mozos, Cela conserva la costumbre de escribir a pluma, y con el tiempo, alejado del ajetreo de la gran ciudad, ha sustituido el trabajo nocturno por otro muy elástico, pero siempre a jornada completa, para avanzar -"me conformo con terminarlas algún día", dice- en la redacción de las tres novelas que tiene en marcha, tituladas Penúltima esclusa, Mazurca para dos muertos y Agonia, muerte y entierro de un general.

La bibliografía (ediciones y traducciones) de La familia de Pascual Duarte, realizada por Fernando Huarte, director de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, refleja el éxito que tuvo desde el principio esta novela. Pero más que de éxito hay que hablar de influencia en la narrativa de la época. "Fue el primer aldabonazo serio para conectar con la novela anterior a la guerra civil", afirma el escritor Miguel Delibes, que ve en Pascual Duarte "la virtud de haber metido a la novela española en la modernidad". Además, la novela de Cela supuso, según el profesor Ricardo Gullón, "una explosión que estalló en el ambiente de convencionalismo y silencio, removiendo y sacudiendo la inercia de un público aletargado por la retórica de los vencedores"

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